¿Hay un ministerio
de exorcismo en la Biblia?
Ángel Manuel
Rodríguez, jubilado
Ex Director del Biblical Research Institute
¿Existe
en la Biblia el ministerio o don del exorcismo?
Para
responder su pregunta me referiré al tema de expulsar demonios, que es parte de
la obra ministerial de algunos de nuestros pastores en diversas partes del
mundo. En general, uno de los desafíos que enfrentan los adventistas es cómo
ofrecer una respuesta bíblica, sin dejar que las prácticas de otros cristianos
determinen cómo se ha de expulsarlos.
1.
El término. “Exorcismo” proviene del sustantivo griego exorkistes, y designa a
la persona que expulsa malos espíritus. Su forma verbal, exorkizo, significa
“hacer jurar a alguien”, “conjurar” (Mat. 26:63). Llegó a expresar la idea de
obligar a alguien a que haga algo por medio de la invocación a un poder
sobrenatural (“exorcisar”). En el Nuevo Testamento, el verbo no es utilizado
para referirse al exorcismo, y como sustantivo se aplica solo una vez a los
exorcistas judíos (Hech. 19:13). El Nuevo Testamento utiliza el verbo
“expulsar” (ekballo) demonios, no “exorcisar”. Esto puede deberse al hecho de
que el exorcismo estaba asociado con la magia, la realización de ciertos
rituales y la utilización de fórmulas religiosas específicas. Esto no es lo que
hallamos en el Nuevo Testamento.
2.
Posesión demoníaca. En las Escrituras, la posesión demoníaca es una realidad
que se toma muy en serio. Los poseídos son caracterizados de diversas maneras:
conducta agresiva (Mat. 8:28); intentos de autodestrucción (Mat. 17:15);
incapacidad de hablar (Mat. 9:32), de oír (Mar. 9:25) o de ver (Mat. 12:22). En
general se hace diferencia entre posesión demoníaca y otras enfermedades (por
ej., Mat. 4:24; Mar. 1:32). Sin embargo, uno de los aspectos más controvertidos
de la posesión demoníaca es que en casi todos los casos es difícil distinguirla
de la epilepsia u otras afecciones físicas tanto como de una enfermedad mental.
Esto implica que la posesión demoníaca tiene un impacto en la mente y el cuerpo
similar al de esas afecciones. Por lo general va acompañada de elementos de
clarividencia, fenómenos sobrenaturales y aun levitación de objetos. Como en
muchos casos resulta difícil distinguirla de una afección natural, siempre que
podamos tenemos que pedir consejo a los médicos y a otras personas calificadas.
3.
Enfoque bíblico. La expulsión de demonios era algo común en el ministerio de
Jesús, pero él no enseñó a sus discípulos un procedimiento especial al
respecto. Se limitó simplemente a expulsar los malos espíritus por el poder de
su palabra, sin ningún ritual o fórmulas utilizadas por la tradición (Mat.
8:16). Les ordenó que salieran y ellos obedecieron (Luc. 9:49, 50; 10:17). No
se sabe de largos rituales, gritos ni interacción física entre Jesús y la
persona poseída. En efecto, jamás tocó a un endemoniado, y sólo una vez entró
en diálogo con uno de ellos (Mar. 5:7-10). Jesús simplemente tenía autoridad
sobre los poderes malignos y estos no podían resistirlo.
El
Señor compartió con sus discípulos esa misma autoridad (Mat. 10:8; Mar. 3:15;
Luc. 9:1). La forma de expulsar demonios es la que probablemente se relata en
el libro de los Hechos. Los apóstoles invocaban el nombre de Jesús para liberar
a los endemoniados. La fórmula es muy simple: “Te mando en el nombre de
Jesucristo que salgas…” (Hech. 16:18). Era Cristo el que liberaba a la persona;
el apóstol lo invocaba para que interviniera. No se producía una prolongada
lucha o un diálogo con el demonio. El poder de Cristo se hacía efectivo por
medio de las palabras de sus discípulos.
4.
El exorcismo y los dones espirituales. Ahora respondo su pregunta: En el Nuevo
Testamento, el exorcismo no figura entre los dones espirituales. Nadie fue llamado
por Cristo a establecer un ministerio de exorcismo. Dio a sus discípulos poder
y autoridad sobre los demonios, pero jamás sugirió que esa sería su actividad
principal. Su responsabilidad era la proclamación del reino de Dios, las buenas
nuevas de salvación. Dijo de manera explícita: “Y yendo, predicad, diciendo: El
reino de los cielos se ha acercado. Sanad enfermos, resucitad muertos… echad
fuera demonios” (Mat. 10:7, 8; cf. Mar. 6:12; Luc. 9:2). La misión de cada
creyente es la de proclamar el reino de Dios. Cuando en el cumplimiento de esa
misión nos enfrentamos a los demonios, recibimos poder de Cristo para
enfrentarlos. Pero nuestro llamado primordial es el de proclamar el evangelio
de redención por medio de Cristo.
Derechos
Reservados: Biblical Research Institute General Conference of Seventh-day
Adventists
Fecha:
junio, 2008
Fuente: https://adventistbiblicalresearch.org/es/materials/theology-salvation/%C2%BFhay-un-ministerio-de-exorcismo-en-la-biblia
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