14 may 2014

El lugar de la cultura en la redacción de las Escrituras
Ángel Manuel Rodríguez
Ex Director del Biblical Research Institute


He escuchado decir que los profetas, cuando escribieron la Biblia, lo hicieron bajo el efecto de la influencia del medio cultural en el cual vivieron. ¿Hasta qué punto esto es verdad, y cómo afecta esto a la revelación y a la inspiración de la Biblia?

Es difícil responder esta pregunta de forma sintética. Pero permítanme ofrecer algunas sugerencias. Los descubrimientos arqueológicos hacen imposible negar que hay significativos paralelismos entre el Antiguo Testamento y las instituciones sociales, las ideas religiosas y las prácticas de la Antiguo Cercano Oriente. Sin embargo, no deberíamos exagerar aquellas similitudes y concluir que los profetas fueron simples productos de su entorno religioso y social. El texto bíblico reconoce aquellos elementos culturales de los cuales Dios mismo se valió, de las culturas que fueran accesibles a los profetas para transmitir un mensaje especial para su pueblo. Un estudio de las prácticas del Antiguo Cercano Oriente y su posible relación con el texto bíblico sugiere que en el Antiguo Testamento Dios trató con las antiguas prácticas paganas de modos diferentes:

1) Repudio y condenación de las ideas paganas. Dios repudió una cantidad de prácticas del Antiguo Cercano Oriente porque eran totalmente incompatibles con su carácter y propósitos para su pueblo. Por ejemplo, la consulta a los espíritus de los muertos era una práctica religiosa común que Dios rechazó (Deut. 18:10, 11). Él también condenó los sacrificios de niños (Lev. 20:1). La lista podría extenderse, pero es claro que los profetas fueron informados acerca de las prácticas religiosas de las naciones circundantes y que, a través del ministerio de ellos, Dios expresó su rechazo a la mayor parte de las creencias y prácticas religiosas imperantes.

2) Denuncia a las ideas paganas. En otras ocasiones Dios usó a los profetas para denunciar las creencias y prácticas religiosas de los vecinos del pueblo de Israel. Dios dio un mandamiento específico contra la adoración de imágenes, y también utilizó expresiones fuertes para demostrar lo absurdo de la adoración de los ídolos (Isa. 46:6, 7). Oseas también tuvo participación en los pronunciamientos contra los cananitas por causa de los ritos paganos de la fertilidad. De acuerdo con él, fue Dios, y no Baal quien, como parte de un pacto de amor, envió la lluvia, fertilizó la tierra y bendijo a su pueblo (Ose. 2:5, 8). Para los israelitas no era necesario realizar ritos a la fertilidad con el propósito de lograr que el Señor bendijera la tierra, los animales y a su pueblo.

3) Adaptación de prácticas sociales: Algunas veces, Dios se valió de prácticas que no eran israelitas y las adaptó a la teocracia. Un buen ejemplo es la monarquía. En Egipto, el rey era considerado divino, y en la mayor parte del Antiguo Cercano Oriente el monarca ocupaba un lugar muy cerca de lo divino (o era divinizado después de su muerte). En Israel, el rey era el siervo del Señor, un vasallo de Jehová que era el verdadero rey de Israel. El concepto de la monarquía del Antiguo Cercano Oriente fue redefinido con el propósito de hacerlo compatible con la fe israelita. En otros casos, para darle un carácter más humano, a través de la legislación Dios toleró alguna práctica social no apropiada, adaptándola al pacto que había celebrado con su pueblo (p. ej., la esclavitud, la poligamia). Dios no desarraigó totalmente a Israel de su entorno cultural propio del Antiguo Cercano Oriente.

4) Incorporación de diferentes materiales y técnicas literarias: Un estudio de los documentos legales encontrados en el Antiguo Testamento sugiere que Dios permitió que fueran seleccionadas algunas prácticas legales del Antiguo Cercano Oriente que fueran compatibles con los valores y principios del pacto que había celebrado con su pueblo. En Proverbios tenemos una colección de dichos sabios escritos por un autor que pudo no haber sido israelita. Aun así, el autor bíblico, bajo la inspiración del Espíritu, los incorporó al libro (Prov. 30:1-33; compárese con 31:1-9). Las técnicas y las formas literarias utilizadas en la literatura cananita fueron también usadas por los profetas para comunicar el mensaje que el Señor les dio.

Como resultado de un cuidadoso estudio de cada paralelismo específico, podemos determinar cuál de las cuatro reacciones o actitudes hacia las prácticas del Antiguo Cercano Oriente explicadas previamente es presentada en el registro bíblico. El significado del texto, entonces, es determinado por su contexto, porque es solamente gracias a ese método que podemos informarnos acerca de los elementos que Dios utilizó valiéndose del trasfondo cultural del Antiguo Cercano Oriente. El certificar que Dios participó activamente en los procesos de rechazo, denuncia, adaptación e incorporación, nos permite actualmente honrar la naturaleza divina de la inspiración y justificar la necesidad de someternos a la autoridad de las Escrituras.

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Fecha de publicación: octubre, 2000.
Fuente: https://adventistbiblicalresearch.org/es/materials/el-lugar-de-la-cultura-en-la-redacci%C3%B3n-de-las-escrituras

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