¿Te gustaría descubrir que Dios no te
eligió para ser salvo, que no te ayudará como ayuda a los escogidos y que te
marginó a la perdición eterna? En otras palabras, que nunca pudiste elegir; que
Dios decidió rechazarte, que naciste para vivir por siempre en angustia y
dolor. Este es el Dios de millones de cristianos que creen en la
predestinación. Al pensar en este dictamen, Martín Lutero deseó no haber
nacido; y Juan Calvino dijo que el dictamen era “espantoso”.
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