5 ago 2013

La siega de la tierra y la vendimia de ella
Merling Alomía



Apocalipsis 14:14-20

Miré, y he aquí una nube blanca; y sobre la nube uno sentado semejante al Hijo del Hombre, que tenía en la cabeza una corona de oro, y en la mano una hoz aguda. Y del templo salió otro ángel, clamando a gran voz al que estaba sentado sobre la nube: Mete tu hoz, y siega; porque la hora de segar ha llegado, pues la mies de la tierra está madura. Y el que estaba sentado sobre la nube metió su hoz en la tierra, y la tierra fue segada. Salió otro ángel del templo que está en el cielo, teniendo también una hoz aguda. Y salió del altar otro ángel, que tenía poder sobre el fuego, y llamó a gran voz al que tenía la hoz aguda, diciendo: Mete tu hoz aguda, y vendimia los racimos de la tierra, porque sus uvas están maduras. Y el ángel arrojó su hoz en la tierra, y vendimió la viña de la tierra, y echó las uvas en el gran lagar de la ira de Dios. Y fue pisado el lagar fuera de la ciudad, y del lagar salió sangre hasta los frenos de los caballos, por mil seiscientos estadios.

Llegó el momento cuando la lucha celestial se trasladó a la tierra donde fue confinado en cuarentena cósmica: “Y luchaban el dragón y sus ángeles; pero no prevalecieron, ni se halló lugar para ellos en el cielo. Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero […]” (Ap 12:7-9). “Y Satanás […] fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él” (Ap 12:9).
Luego se detalla resumidamente la manera cómo la iglesia pudo subsistir a la persecución del dragón mediante sus agentes que son presentados en el siguiente capítulo.

Y se le dieron a la mujer las dos alas de la gran águila, para que volase de delante de la serpiente al desierto, a su lugar […] y la serpiente arrojó de su boca, tras la mujer, agua como un río, para que fuese arrastrada por el río, pero la tierra ayudó a la mujer, pues la tierra [...] tragó el río que el dragón había echado de su boca […] (Ap 12:14-16).

El cuadro es preciso y concisamente detallado. Como Satanás no pudo eliminar a Cristo ni a su iglesia, arremete contra los que continuaron la fe de la iglesia de Cristo en los años de persecución. “Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer; y se fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo” (Ap 12:17).
Es decir, como Satanás no pudo vencer al Encarnado ni a su Iglesia que Él fundó, dirigió su ira contra el remanente escatológico, la descendencia de ella. La iglesia de Dios del tiempo del fin sufrirá el ataque predilecto del dragón mediante la misma bestia que persiguió a la iglesia en el medioevo y otra bestia que el diablo suscitará como imagen de la bestia medieval.

Apocalipsis 13

En el capítulo 13 se le revela a Juan lo que hizo Satanás (el dragón) en la tierra con el pueblo de Dios y lo que volverá a hacer hacia fines del tiempo del fin atacándolo con los poderes del papado y del protestantismo apóstata.

Me paré sobre la arena del mar, y vi subir del mar una bestia que tenía siete cabezas y diez cuernos […] Y la bestia que vi era semejante a un leopardo, y sus patas como de un oso, y una boca como de león. Vi una de sus cabezas como herida de muerte, pero su herida mortal fue sanada; y toda la tierra se maravilló en pos de la bestia. Y adoraron al dragón que había dado autoridad a la bestia, y adoraron a la bestia (Ap 13:1-4).

Así se enfatiza la manera como buscó con afán destruir la verdad y el verdadero pueblo de Dios durante el medioevo. Es la misma visión dada a Daniel en la secuencia de los imperios del capítulo 7 pero encarnadas en un monstruo único. Se enfatiza el poder perverso, blasfemo, y perseguidor de la iglesia pues las mismas características y período dominante, dadas a Daniel le son presentados a Juan. No hay duda que la bestia presentada en forma combinada es Roma en sus dos fases: la pagana y la papal. En realidad, hay un paralelismo entre la bestia de Daniel 7 y Apocalipsis 13.

Daniel 7
■ Una boca que hablaba grandes cosas y blasfemaba contra el Altísimo.
■ Persigue la Iglesia del Altísimo.
■ Poder para actuar por 1260 años.

Apocalipsis 13
      ■ Una boca que hablaba grandes cosas y blasfemias contra Dios.
■ Es perseguidora de la Iglesia de Cristo.
■ Poder para actuar por 42 meses.

El Apocalipsis nos señala que las fuerzas papales (Roma) y protestantes (USA) se unirán para imponer la marca, nombre y número de la bestia al mundo entero. La persecución religiosa se renovará y habrá un terrorismo mundial imponiendo sus exigencias religiosas a todo el mundo. Pronto las dos bestias hablarán juntas, como el dragón quiere que hablen, blasfema y autoritariamente.
Para esto habrá una “clonación” de la primera, pues la segunda bestia se tornará en imagen de ella y su más ardiente defensora. Es decir, la segunda bestia repetirá las acciones de la primera bestia y con el poder del dragón dominará el mundo e impondrá la marca, el nombre y el número de la bestia al mundo entero. Después de esta bestia, no habrá ningún otro poder que persiga al pueblo de Dios porque de esto lo librará Miguel para siempre.
Así pues, Apocalipsis 13 presenta dos bestias simbólicas apoyándose mutuamente para contradecir los propósitos de Dios. Los adventistas del séptimo día han enseñado siempre que la primera bestia simboliza a la Roma papal y la segunda simboliza al protestantismo de USA. En medio de este ataque feroz resalta la fidelidad del remanente escatológico: “Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús” (Ap 14:12).
Tras esta secuencia en el desenvolvimiento de los acontecimientos viene nuestro texto examinado. Y aparece para señalar los destinos que corresponde y espera al remanente fiel y a las bestias perseguidoras que actúan siempre bajo la dirección del dragón. Así, tras toda esa secuencia anterior viene el texto en estudio revelándonos lo que Dios hace para acabar con toda la rebelión cósmica arriba y abajo.

La Siega – Apocalipsis 14:14-16

1. El que siega es el Hijo del hombre, y el Hijo del hombre es Jesús. Su descripción no es más la de Sacerdote o intercesor, sino de Rey y Juez. Ya salió del santuario y está en camino a la tierra y viene como segador. Para no equivocarse en la identificación viene con una hoz aguda, afilada. Que todas sus acciones están programadas en el Santuario es evidente, pues el Santuario es mencionado tres veces:

a. V. 15 – “Y del Santuario salió otro ángel clamando a gran voz […]”
b. V. 17 – “Salió otro ángel del Santuario”
c. V. 18 – “Salió del altar otro ángel […]”

Por fin Dios se levanta para erradicar “todo el mal que el enemigo ha hecho en el Santuario” (Sal 74:3 úp). La descripción del Hijo del hombre viniendo en las nubes del cielo es muy conocida.

a. Apocalipsis 1:7.
b. Eso mismo se le mostró a Daniel – Dan 7:13.
c. Pero Jesús mismo también mencionó la forma cómo volverá – Mat. 24:30; Mar 13:26; Luc 21:27.
d. Pablo recalca esta descripción gloriosa del Hijo del hombre cuando vuelva por segunda vez – 1 Tes 4:17.

“Entonces vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea. . . Estaba vestido con una ropa teñida en sangre, y su nombre era: EL VERBO DE DIOS. Y los ejércitos celestiales, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio, le seguían en caballos blancos” (Apocalipsis 19:11).

Así es descrito el ejército salvador que pasará por la constelación del Orión. Es que el séquito angelical del Cordero viene rumbo a la Tierra para rescatar a la iglesia fiel. Debe notarse que la orden de la siega es dada precisa y justamente después de que el mensaje de los tres ángeles (en especial el del tercero), ya han sido anunciados (Ap 14: 6-11a).
El mensaje proclamado es el último mensaje dado por la iglesia, que es el remanente escatológico de Dios. Son tres mensajes claros y definidos:

■ “Adoración al Creador, empezó su juicio”.
■ “Ha caído Babilonia, salgan de ella”.
■ “Acepten el sello de Dios o la marca de la bestia”.

Debe señalarse que en los vs. 12-13 de Apocalipsis 14 aparece y se describe al remanente destacando su carácter. Además enfatiza la resurrección especial antes de la general de los redimidos. Ellos son presentados de modo especial con la bienaventuranza de su descanso creyendo en el Señor. Su paciencia, fe y obediencia serán inmensamente recompensadas al ser resucitados para ver la certidumbre de su fe. La secuencia mostrada a Juan es la misma secuencia y mensaje revelado a Daniel (Dan 12:1-2, 12-13):

a. A Daniel se le muestra la resurrección especial previa a la general de los justos.
b. Se le muestra que en este grupo previo, unos van a vida eterna, en tanto que otros van a confusión perpetua.
c. Los que van a confusión perpetua son los que juzgaron y crucificaron a Jesús burlándose cruelmente de él.

También están en la escena los que persiguieron con crueldad y saña a los discípulos de Cristo. En cambio, los que resucitan para vida eterna son los que participan de la “bienaventurada esperanza” y han esperado seguros al gran Dios y Salvador Jesucristo en el tiempo del fin (Tit 2:13).

“Los sepulcros se abren y ‘muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua’ (Dan 12:2). Todos los que murieron en la fe del tercer ángel, salen glorificados de la tumba, para oír el pacto de paz que Dios hace a los que guardaron su ley. ‘Los que le traspasaron’ (Apo 1:7), los que se mofaron y rieron de la agonía de Cristo y los enemigos más acérrimos de su verdad y su pueblo, son resucitados para mirarle en su gloria y para ver el honor con que serán recompensados los fieles y los obedientes” (CS 695).

“El remanente del tiempo del fin y del tiempo de angustia es juntado primero como valioso grano por el Segador, para ser llevado a su alfolí celestial. Las primicias hace tiempo fueron recogidas por el mismo Señor cuando salió de la tumba derrotando la muerte y el sepulcro. Ahora él regresa para recoger el precioso fruto de su siembra milenaria y eterna. Él mismo sembró con llanto y lloró desesperado. Ahora recoge su siega entera con alegría indecible. El remanente de los siglos es juntado como grano valioso por el Segador para ser llevado al alfolí celestial. Así los ángeles bajo las órdenes de su Arcángel Miguel recogen a los escogidos de los cuatro vientos del cielo para llevarlos junto al Salvador que los espera en las nubes. Luego se inicia el gran éxodo cósmico de siete días viajando por el espacio con el Salvador rumbo al mar de vidrio en el Hogar celestial” (PE, 16).

La Vendimia – Apocalipsis 14:17-20

El profeta sigue describiendo los sucesos que siguen a la siega del Hijo del hombre.

a. Un ángel sale del Santuario con una misión expresa, pues tiene una hoz aguda (Juicio).
b. Su misión es recalcada con la orden de otro ángel que también sale del Santuario y que a su vez tiene el poder sobre el fuego destructor.
c. El fuego destructor sólo es parte de la descripción de la recompensa final dada a los impíos.

La suerte final de éstos es dada después que los justos, ya inmortales, están seguros y salvos en el reino, en la capital de éste, la Nueva Jerusalén.

§ Los impíos perecen fuera de la ciudad.
§ Ellos beben de la copa de la ira de Dios.

El ángel sale del templo (del Santuario) donde están los registros y dónde están determinados los castigos. El otro ángel tiene el poder del fuego. El fuego es terrible y destructivo.

§ Esto apunta al hecho de que el fuego destruirá a los impíos y a Satanás y sus demonios.
§ Esta destrucción compara a los impíos con los racimos de uvas de la tierra.
§ Ellos son echados “en el gran lagar” que es pisoteado fuera de la ciudad.

En realidad esto es un resumen de lo que se amplía en Apocalipsis 19:19-20; 20:11-15.

Precisiones interpretativas escatológicas

En realidad, el resumen más claro de todo esto lo da Jesús en una parábola de su Reino: Mateo 13:24-30, 36-43.

§ Ésta es también la explicación más breve, sencilla y clara del pasaje que estamos estudiando y que a su vez es paralelo a Daniel 12:1-3, 12-13.
§  Con esta parábola el cuadro se nos torna más diáfano y anhelante. De esta manera, Apo 14:15-20 es el momento cuando Jesús, tras su obra de intercesión en la expiación cósmica (o purificación de su Santuario), vuelve a la tierra por los suyos.
§  Él arrojará su hoz, y los santos representados por el trigo en la tierra serán recogidos al alfolí celestial.
§  Su siembra milenaria es recogida por Él mismo con regocijo.
§ Ya no como varón de dolores sino como Segador y Salvador triunfante. También la siembra del maligno será arrancada y amontonada junto con él mismo para ser destruida con fuego eterno (Mateo 25:41, 46; Apo 19:19-20).

Daniel y Juan destacan la misma esperanza dada a los creyentes en “bienaventurada esperanza” (Apo 14:12-13). La ira derramada sobre la tierra es la destrucción de los impíos. Ellos son destruidos fuera de la ciudad. Pero la profecía termina, como otras revelaciones escatológicas, con el triunfo de Cristo y los redimidos.
Esto se expresa en todo su clímax en Apo 19:1-6, 11-16. Pero en el capítulo 19 la misma realidad escatológica nos es presentada por otra imagen gloriosa puesta también en contrastes absolutos: La Cena de Bodas del Cordero y la Cena del Gran Dios (Apo 19:7-9, 17-18, 21); pero eso, ya es otro tema y para otra ocasión.

Conclusiones

1. Pronto el Señor culminará la expiación cósmica en su Santuario y vendrá para recoger su cosecha preciosa.
2. La cosecha precede a la vendimia de la tierra. Hay mil años de espacio entre ambos eventos.
3. Hay sólo dos opciones ineludibles para todos: O somos segados para vida eterna o seremos vendimiados para perdición eterna.
4. El que seamos, eternamente, parte de la cosecha para refugio y salvación en su granero, o parte de su terrible vendimia, depende de nosotros.
5. Hoy es el momento propicio para asegurarnos un lugar en su reino bendito.
6. Hoy todavía Cristo nos invita mediante su Vicario y su Iglesia a ser partícipes plenos de todas las bendiciones de su reino por la eternidad, siendo trigo en su alfolí y no uvas en su lagar (Ap 21:17).

Publicado en la Revista de Teología Aplicada Estrategias 7, no. 2 (2009): 5-12.

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