¿Quién tiene la culpa?
Ángel
Manuel Rodríguez – Jubilado
Ex
Director del Biblical Research Institute
¿Por qué dice Pablo que el pecado
entró al mundo por Adán, cuando en realidad Eva fue la primera en pecar?
La participación de Eva en la
entrada del pecado al mundo ha sido motivo de discusión desde la antigüedad.
Las publicaciones judías tienden a ignorar su papel, aunque en ocasiones la
acusan del problema del pecado. También hallamos la idea de que Adán fue culpable
de su transgresión y, por ello, responsable por la entrada del pecado. Hoy día,
la explicación más común es que en la teología paulina, Adán representa a la
raza humana y, por ello, su conducta afectó a todos. Analizaré algunas
evidencias bíblicas, Ia naturaleza del pecado de Adán, y entonces daré
sugerencias adicionales para que usted estudie el tema.
1. Adán y Eva: Eva es mencionada en solo dos
pasajes del Nuevo Testamento: 2 Corintios 11:3 y 1 Timoteo 2:13, 14. Pablo dice
a los corintios: «Temo que, así como la serpiente con su astucia engañó
[exapataō, «llevar a que alguien acepte falsas ideas»] a Eva, vuestros sentidos
sean también de alguna manera extraviados [phzeirō, «arruinados, corrompidos»]
de la sincera fidelidad a Cristo» (2 Cor. 11:3). Los falsos maestros son como
la serpiente, y los creyentes podrían ser como Eva. No deberían seguir el
ejemplo de ella. Su pecado consistió en dejarse apartar de su compromiso con
Dios. Esto produjo su corrupción interna. Su pecado no fue inevitable y, por lo
tanto, tuvo que responsabilizarse de é1.
En 1 Timoteo 2:13, 14, Pablo
ilustra el peligro de escuchar a falsos maestros refiriéndose a la experiencia
de Eva. Cuando fueron creados, Adán fue creado primero y Eva después. Pero Eva
fue «engañada» (apataō, «engañar», «confundir»). Se contrasta la prioridad en
Ia creación con la primacía en pecar para indicar que el engaño no es
inevitable. Adán no fue engañado, por lo que Eva no tenía por qué pecar. Por
ello, el engaño que sufrió, y en este caso el de los efesios, son inexcusables.
2. EI pecado de Adán: A pesar de
que se afirma el pecado de Eva, Pablo afirma que el «pecado» (hamartia,
«pecado», «maldad») vino al mundo por Adán (Rom. 5:12). Su pecado es llamado
una «ofensa» (vers, 15; paraptoma, «delito»), porque comió del fruto, y un acto
de «desobediencia» (vers. 19, parakoē, «indisposición de escuchar»), porque
violó una orden divina. Pero el pecado que entró en el mundo no es el mismo que
el pecado cometido por Adán. Pablo personifica el pecado como un poder maligno
que, como resultado del pecado de Adán, entró al mundo para regir con poder
mortal (6:12). Por ello, Pablo usa a Adán para designar la condición natural de
la raza humana: en la condición adánica caída de la raza humana, todos
perecerán (1 Cor. 15:21), pero en el nuevo Adán, todos hallarán la vida. EI
contraste es significativo: En Adán, la vida culmina en la muerte, mientras que
la muerte de Cristo termina en vida mediante la resurrección. La vida natural,
representada por la de Adán, perecerá, mientras que el poder vivificador de
Cristo trae nueva vida (vers.44-49). Al
mal que vino al mundo se opone Cristo, que vino del cielo para derrotarlo.
3. Adán y el dominio: Las ideas
de Pablo se basan en Génesis 1:28 (Rom. 6:16; 8:18-23). Aquí dejo una sugerencia
para considerar: Según el Génesis, Dios encomendó el dominio del planeta tanto
a Adán como a Eva. Para que el pecado domine el mundo, era necesario que ambos
sometieran el dominio que tenían sobre é1. El pecado de Eva no alcanzó para que
se perdiera ese dominio. Mientras uno de ellos permaneciera fiel al Señor, el
pecado y el mal no podrían haber ejercido dominio sobre el mundo. Aunque Eva
pecó primero, solo cuando Adán pecó, el pecado/el mal entró al mundo y lo
esclavizó. Los resultados de la transgresión de Adán fueron en cierta manera
más serios que los de Eva.
Pablo está en lo cierto al
afirmar que el pecado es un poder dominante que entró al mundo por Adán. Pero
gracias sean dadas a Dios por el Nuevo Adán, Cristo Jesús, quien nos libra del
poder esclavizador del pecado (Rom. 6:8-11), y quien finalmente liberará a la
misma creación (Rom. 8:18-23).
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Publicado en abril, 2014
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