¿Por qué Dios creó el
mundo en seis días y no en millones de años?
Ángel Manuel Rodríguez
Mi
primera reacción ante su pregunta fue no tenerla en cuenta. Tiendo a evitar
preguntas que puedan involucrar un alto nivel de especulación. Pero, después de
reflexionar, decidí responder. La Biblia se refiere a este tema de manera
tangencial, y requiere que el estudiante de la Palabra de Dios dedique especial
atención al material bíblico, para descubrir aspectos del texto que no están
explícitamente declarados. El riesgo de encontrar más de lo que el texto dice
es real, y siempre deberíamos estar deseosos de escuchar la voz de los demás.
Someto lo siguiente a su consideración:
1. Dios y el trabajo: Génesis 1:1 a 2:3
describe a Dios como un trabajador, un constructor, que trae a la existencia,
por medio de una orden verbal (ver Heb. 11:3), los materiales de construcción
que utilizará en su proyecto. Luego, organiza esos materiales de acuerdo con el
plan maestro que formuló dentro del misterio de su sabiduría eterna. Cada etapa
de la creación prepara el camino para la próxima, a medida que el Constructor
del mundo realiza sus intenciones y sus planes. El texto contiene una teología
del trabajo que no puedo desarrollar en este espacio. Dios es constructor para
beneficio de los demás. Preparaba un maravilloso y bello hábitat no sólo para
la fauna del planeta sino, por sobre todo, para la futura raza humana.
2. Dios y el descanso: Podríamos decir que,
al describir a Dios como un Constructor, se le está adjudicando una
característica humana. Incluso cuando comenzó su obra creadora, los humanos
todavía no habían sido creados. Al final de su obra de creación, Dios descansó.
Desde un ángulo teológico, podríamos argüir que Dios, que trajo todo a la
existencia sin esfuerzo, no necesitaba descanso. Sin embargo, descansó.
Esto
es lo que llamamos "antropomorfismo" (ánthropos, hombre; morphé,
forma): características humanas que se le adjudican, en este caso, a Dios. Él,
que no es un ser humano, es descrito como si fuera tal. El lenguaje
antropomórfico es más fuerte después de la caída, cuando el descanso de Dios es
descrito como "reposar" (Éxo. 31:17). El propósito de Dios, en este
antropomorfismo, es dar un modelo a los hombres de lo que él espera de ellos.
Se podría decir que, al descansar, Dios estaba actuando como el
"hombre" ideal. Nos estaba enseñando que el descanso es
indispensable; que la productividad es importante para expresarnos, pero que
hay algo muy importante, o incluso más importante: el descanso.
Cesar
de trabajar nos deja tiempo libre para estar en comunión con el Cielo. En la
productividad, ciertamente gozamos de su comunión, pero es comunión en medio del
trabajo. En el descanso, la comunión es directa, personal y exclusivamente
centrada en el objeto de compañerismo. Al descansar, Dios ejemplificó una
dimensión de la experiencia humana que es indispensable para su bienestar.
3. Dios y la semana: Los seis días de
trabajo, seguidos por un día de descanso, tienen una función ejemplificadora.
Este ciclo semanal es único en representar la manera en que los seres humanos
deben operar. Ese ciclo no está determinado por los ciclos de la naturaleza, ya
que, en última instancia, los hombres no están bajo el poder de la naturaleza
sino bajo el directo poder amoroso de la voluntad divina. Dios creó una raza
que está espiritual y socialmente estructurada de cierta manera. En lugar de
informarla simplemente a través de la Palabra, lo resumió en su obra de la
creación. Por medio del acto divino de la creación, Dios dio un modelo para la
conducta humana, su plan para ella. La nueva raza creada funcionaría en óptimas
condiciones al trabajar seis días y descansar el séptimo, por medio de la
imitación (Éxo. 20:8-11). Dios se lo reveló al trabajar seis días y descansar
el séptimo.
La
creación en seis días significa que, desde el comienzo, Dios tenía a la raza
humana en mente, y una intención para ella. Podría haber creado en cuatro días
o, incluso, en un instante; pero eligió hacerlo en seis porque quería dejar un
ejemplo para nuestra conducta. Nos disponemos a servir a los demás por medio
del trabajo, y encontramos descanso en Dios durante el séptimo día. Imitamos a Dios
en nuestras vidas. Desde el mismo comienzo, él bajó a nuestro nivel para
revelarnos quiénes somos.
Ángel Manuel Rodríguez
Ex-director del Instituto de Investigación Bíblica de la
Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día.
0 comentarios:
Publicar un comentario