21 sept 2015

¡El Señor es maravilloso!: En busca de la Teología adventista


Gerald Klingbeil, director asociado de Adventist World, conversó con Ángel Manuel Rodríguez –quien hace poco se jubiló después de trabajar en el Instituto de Investigaciones Bíblicas (BRI) de la Asociación General– y que es conocido por los lectores de Adventist World como autor de la columna «Preguntas bíblicas». Rodríguez habla de las Escrituras y del papel de la teología en la vida de la iglesia. 

Después de casi diecinueve años de servicio en el BRI de la Asociación General (once años como director), usted se acaba de jubilar. Sé que ha trabajado como pastor, profesor universitario y administrador. Al pensar en su ministerio, ¿qué pensamiento le viene a la mente?

¡El Señor es maravilloso! Él sabe dónde nos quiere, y poco a poco nos va moldeando. Esto es algo que también me impresiona de mis colegas [del BRI]. Me gusta escuchar sus historias de peregrinaje con el Señor. Puedo ver cómo él los fue moldeando, preparando para lo que hacen ahora. Y cuando miro hacia atrás digo: «Dios realmente me estaba guiando y preparando para lo que él quería que hiciera».

Durante sus casi veinte años de servicio en la sede central de la Iglesia Adventista, usted ha presenciado muchos cambios. Millones se han unido a la iglesia y esta se ha vuelto más internacional. Creo que hoy día, hay cada vez más miembros que hablan español y portugués, que inglés, francés o cualquier otro idioma. ¿Tiene esto algún significado para la teología adventista?

Por supuesto que sí. La teología adventista se ha vuelto más internacional. Antes de esta explosión de crecimiento, estaba influida principalmente por teólogos occidentales de Norteamérica, Europa y Australia. Pero entonces se produjo la explosión de miembros, y ahora muchos de los teólogos adventistas viven fuera del mundo occidental. Esto trajo consigo bendiciones maravillosas, pero al mismo tiempo tremendos desafíos. Una de las cosas que decidimos hacer fue dar pasos que nos ayudaran a evitar la fragmentación entre ese gran número de teólogos.

¿Puede mencionar algunas de esas medidas?

Una de las primeras cosas que pensamos tuvo que ver con la Comisión del Instituto de Investigaciones Bíblicas (BRICOM). Esta comisión se reúne dos veces al año para planificar proyectos relacionados con temas teológicos y doctrinales que requieren mayor estudio y la producción de materiales. Los miembros de BRICOM eran mayormente de Norteamérica porque allí era donde vivía la mayoría de los teólogos adventistas. Pero gracias al crecimiento, una de las primeras cosas que hicimos fue incorporar teólogos no occidentales. Tenemos una iglesia mundial, y no podemos hacer teología aislados de ella. Muchos de estos teólogos son personas relativamente jóvenes. Ese es otro beneficio secundario, porque pueden dar muchos años más de servicio a la iglesia. Al trabajar juntos para investigar temas bíblicos, teológicos y doctrinales que afectan la unidad de la iglesia en el mundo, se vuelven por así decirlo, extensiones en sus regiones, para cultivar la unidad teológica.
Lo segundo que decidimos fue capacitarlos, diciéndoles: «Confiamos en ustedes y en los aportes teológicos que pueden hacer. Trabajemos juntos y hagamos grandes cosas para la iglesia». Animamos entonces a las Divisiones para que establecieran Comisiones de Investigación Bíblica (BRC) –no institutos sino comisiones– en sus propios territorios, para trabajar con temas teológicos relevantes a esas Divisiones. Muchas lo han hecho, y esas comisiones ya están trabajando. Hay una comunicación constante entre el BRI y esas comisiones. Cuando sesionan, uno de nosotros también asiste.

Cuando enfrentamos tensiones teológicas en nuestras iglesias o Uniones, escucho a la gente que dice: «¿Para qué necesitamos tanta teología? ¿Por qué invertir tanto en reunir a estos teólogos? ¿No deberíamos enfocarnos en la misión y el evangelismo?» ¿Qué le diría usted a esas personas?

Necesitamos enfocarnos en el evangelismo y la misión de la iglesia. Esto no es negociable: es la comisión evangélica. La pregunta es: ¿Cuál es el papel de la reflexión teológica en esa misión? Tiene que quedar claro que la reflexión teológica es parte de la misión de la iglesia. No es un agregado. No es algo que la iglesia lleva a cabo cuando se produce un problema, sino que el estudio bíblico y el pensamiento teológico es tan importante para la iglesia como salir y hacer evangelismo.
La teología tiene la función de colocarse al servicio de la misión y el evangelismo, ofreciendo relevancia y pensamiento basado en la Biblia, que sea de utilidad para el evangelista. Jamás he separado la teología de la misión.

La mayoría de los que leen esta entrevista no son teólogos. ¿Cómo ayudarlos a pensar bíblica o teológicamente? ¿Es importante hacerlo, o es tan solo tarea del pastor o profesor universitario?

Por supuesto, la pregunta es: «¿Qué significa pensar teológicamente?» Su respuesta es muy simple: es ser capaz de expresar una convicción bíblicamente, de manera racional y atractiva, basados en las Escrituras. Eso es lo que necesitamos y por supuesto lo hacemos, según la preparación, en diferentes niveles. La función del teólogo es proporcionar materiales para que los pastores, profesores de Biblia y laicos puedan enriquecer su comprensión de cualquier doctrina particular.

Reflexionar después de cuarenta años de ministerio proporciona una gran ventaja. ¿En qué estado cree usted se encuentra la teología adventista actual? ¿Qué preguntas necesitamos enfrentar como iglesia?

Creo que el tema teológico clave es y seguirá siendo la eclesiología: la doctrina de la iglesia. Siempre ha sido un tema importante para la iglesia, pero primordialmente debido al crecimiento de la iglesia, este tema ha llegado a ser extremadamente importante. Como nunca antes, hemos entrado en contacto con las religiones mundiales. Es importante interactuar con ellos y también que ellos conozcan a la Iglesia Adventista, que sepan quiénes somos, qué hacemos y cuál es nuestra misión. La iglesia ha crecido y por lo tanto ya no es invisible. Otras denominaciones no pueden dejar de vernos, porque estamos en todas partes. Día a día, nuestra escatología se está volviendo más relevante. Por ello, necesitamos tener respuestas bíblicas y teológicas; respuestas atrayentes. Necesitamos reafirmar nuestro compromiso con nuestro Salvador, el compromiso con el mensaje y la misión de la iglesia entre los feligreses. Ellos lo necesitan porque la mayoría de nuestros miembros son nuevos conversos.

¿Hay temas teológicos que se desprendan de este tremendo crecimiento que estamos viendo?

Creo que uno de los temas más importantes acaso tenga que ver con los nuevos conversos. El crecimiento es tan rápido que es muy difícil estar al corriente de todo. Por ello, necesitamos pensar por un momento en los peligros. Y el peligro que mencionaré es muy real. Es el peligro de bautizar personas de una tradición cristiana diferente, o de trasfondo no cristiano, sin que conozcan bien el mensaje bíblico; gente que recibe una breve presentación del mensaje adventista y es bautizada. Pero hay escaso seguimiento. Son adventistas sobre la base de lo poco que conocen, pero conservan algunas de las ideas que trajeron consigo. Existe casi un elemento de sincretismo, porque jamás entendieron bien el adventismo. En las congregaciones locales se está introduciendo la diversidad doctrinal y teológica.
Hasta hace poco, le echábamos la culpa a los teólogos. Ellos estaban creando polarización teológica y doctrinal. La verdad es que no puedo negarlo. Pero ahora tenemos un nuevo fenómeno, dado que a menudo los nuevos conversos no entienden bien el adventismo.

¿Quiere decir que le preocupa el discipulado bíblico?

Así es. No es solo decir: «Sí, estoy emocionado. Quiero ser bautizado». No; tiene que ver con lo importante, con enseñarle a la persona a que entienda el mensaje y sea capaz de compartirlo con otros.

¿Tiene usted algo especial que compartir con los lectores? ¿Algo que haya aprendido y haya llegado a ser importante para usted a lo largo de sus años en el ministerio?

Bueno, acaso dos cosas. He aprendido que todo lo que sabemos, que la seguridad de nuestra peregrinación, se encuentra en las Escrituras. Cuando nos apartamos de ella, estamos en peligro. En mis momentos de dificultades, en mi trabajo, al tratar de hallar soluciones, voy a las Escrituras. Y junto con ello recurro a Elena White. No tengo dudas de hacer uso de ese maravilloso don que el Señor nos ha dado.
La segunda es cómo nos relacionamos con los demás. Necesitamos saber cómo tratarnos unos a otros. Aprendamos del Maestro, nuestro Señor, y de su bondad y su amor aun para sus enemigos. Aprendamos a hablar y escribir de una manera que nos brinde la oportunidad de reconciliación y comprensión mutua. Soy consciente que al enfrentar desacuerdos teológicos e ideas radicales en la iglesia, tenemos que asumir una posición. Así debe ser. No tengo temor de ello. Pero siempre he procurado hacerlo con amabilidad. No es necesario incurrir en debates personales, herirnos verbalmente o ser groseros. Creo que el Espíritu de Cristo nos tiene que impulsar hacia la bondad.

Publicado: Adventist World, diciembre, 2011, 11-13.

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