1 abr 2013

El testimonio de Jesús
Gerhard Pfandl, Ph. D





El libro de Apocalipsis, de acuerdo a la escuela historicista de interpretación, ofrece una visión panorámica de la antigua controversia entre Cristo y Satanás. El registro de este conflicto que abarca la era cristiana está bosquejado en visiones simbólicas.
El capítulo 12 inicia una nueva línea profética. Aludiendo brevemente a la historia del pueblo de Dios en el AT, aborda el primer advenimiento de Cristo, el significado de su muerte y Su ascensión al trono de Dios. Luego conduce al lector a lo largo de siglos de historia eclesial hasta al ataque final de Satanás al pueblo de Dios, tersamente resumido en el verso 17.
Estos creyentes fieles del tiempo del fin son identificados con dos características:

1. Guardan los mandamientos de Dios
2. Tienen el testimonio de Jesús.

Este escrito abordará sólo la segunda señal identificadora –“el testimonio de Jesús”. La frase “testimonio de Jesús” (ten marturian Iesou) ocurre seis veces en el libro de Apocalipsis (1:2, 9; 12:17; 19:10 [dos veces]; 20:4).

Apocalipsis 1:2. “que ha dado testimonio de la palabra de Dios, y del testimonio de Jesucristo, y de todas las cosas que ha visto”.

Apocalipsis 1:9. “Yo Juan, vuestro hermano, y copartícipe vuestro en la tribulación, en el reino y en la paciencia de Jesucristo, estaba en la isla llamada Patmos, por causa de la palabra de Dios y el testimonio de Jesucristo”.

Apocalipsis 12:17. “Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer; y se fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo”.

Apocalipsis 19:10. “Yo me postré a sus pies para adorarle. Y él me dijo: Mira, no lo hagas; yo soy consiervo tuyo, y de tus hermanos que retienen el testimonio de Jesús. Adora a Dios; porque el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía”.
Apocalipsis 20:4. “Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años”.

Dos explicaciones gramáticamente posibles de su significado han sido propuestas. La primera toma ten marturian Iesou como un genitivo objetivo y lo interpreta como el testimonio de alguien sobre Cristo.[1] Así, la guerra mencionada en 12:17 alude a las “persecuciones contra todos los individuos de la iglesia que guardan los mandamientos de Dios y dan testimonio de
Jesús.[2] Esta interpretación en parte está basada en la noción de que para el tiempo de escritura del Apocalipsis, la palabra marturia había adquirido el significado técnico de martirio.[3]
Este significado en particular para marturia, sin embargo, de ninguna manera fue establecido en el primer siglo. Sabemos que para el tiempo en que El Martirio de Policarpo[4] fue escrito era común usar martus (testigo) como un equivalente a “mártir”. Pero no hay nada que indique que éste era el caso en la época de redacción del Apocalipsis.[5] A. A. Trite dice “las palabras marturion, marturia y marturein… no implican martirio como parte de su significado de diccionario.[6]
La segunda postura toma marturian Iesou como genitivo subjetivo y entiende “testimonio de Jesús” como la auto-revelación de Jesús que obró en los profetas cristianos,[7] o “las verdades que Él enseñó que están reveladas en el Nuevo Testamento”.[8] Comentando sobre Apocalipsis 1:2 Trite dice:

Similarmente en 1:9 y 12:17 tiene perfecto sentido tomar los genitivos como genitivos subjetivos. “La Palabra de Dios y el testimonio de Jesús” significarían entonces “la palabra hablada por Dios y el testimonio dado por Jesús” (1:9) y “los mandamientos de Dios y el testimonio de Jesús” implicarían “los mandamientos de Dios y el testimonio dado por Jesús” (12:17). La explicación que sigue el genitivo subjetivo recibe mayor confirmación en las palabras explicativas adjuntas por el vidente en 19:10: “Pues el testimonio dado por Jesús es el espíritu que inspira a los profetas” (traducción independiente).[9]

Finalmente notamos que varios comentaristas no adoptan una postura que incluya a ambas o que discrimine a otra. Más bien, ellos consideran marturian Iesou en algunos textos como un genitivo objetivo y en otros pasajes como un genitivo subjetivo.[10] Otros ven una “ambigüedad intencional y por tanto una genitivo ‘general’ que incluye aspectos tanto subjetivos como objetivos”.[11]

El uso de Marturia en los escritos extra joánicos

1. Por Marcos:

a. El sumo sacerdote y todo el consejo buscó testimonio [marturian] contra Jesús (14:55).
b. Su testimonio [hai marturiai] no concordaba (14:56).
c. Pero ni aun así concordaban en el testimonio (14:59).
d. Resumen: La construcción gramatical en 14:59 es claramente un genitivo subjetivo.

2. Por Lucas:

a. ¿Qué más testimonio [marturias] necesitamos? (22:71).
b. Porque no recibirán tu testimonio acerca de mí [sou marturian peri emou] (Hch. 22:18).
c. Resumen: En Hechos 22:18 Lucas usa genitivos subjetivos seguidos de una frase preposicional (peri, “acerca”, “sobre”) que identifica el objeto: “mí”.

3. Por Pablo:

a. Es necesario que tenga buen testimonio [marturian] de los de afuera (1 Tim. 3:7).
b. Este testimonio [marturia] es verdadero (Tito 1:13).
c. Resumen: Ninguna estructura sintáctica relevante está presente en estos dos versos.

El uso de Marturia en el evangelio de Juan y sus epístolas

1. Éste vino por testimonio [marturian], para que diese testimonio [peri, “concerniente”] de la luz, a fin de que todos creyesen por él (Juan 1:7).
2. Éste es el testimonio de Juan [marturian tou Iannou] (1:19).
3. y no recibís nuestro testimonio [marturian heon] (3:11).
4. y nadie recibe su testimonio [he marturian autou] (3:32).
5. El que recibe su testimonio [autou he marturian] (3:33).
6. mi testimonio no es verdadero [he marturia mou] (5:31).
7. y sé que el testimonio [hen marturia] que da de mí [peri emou, “sobre mi”] es verdadero (5:32).
8. no recibo testimonio [marturian] de hombre alguno (5:34).
9. Mas yo tengo mayor testimonio [marturian] que el de Juan (5:36).
10. tu testimonio [marturia sou] no es verdadero (8:13).
11. Mi testimonio [marturia mou] es verdadero (8:14).
12. el testimonio de dos hombres [duo anthopon he marturia] es verdadero (8:17).
13. Su testimonio es verdadero [alethine autou estin he marturia] (19:35).
14. Su testimonio [alethes estin he marturia] es verdadero (21:24).
15. Si recibimos el testimonio de los hombres [he marturian ton antropon], mayor es el testimonio de Dios [he marturia tou Theou]; porque éste es el testimonio con que Dios [he marturia tou Theou] (1 Jn. 5:9).
16. El… tiene el testimonio [he marturian] en sí mismo;…no ha creído en el testimonio [he marturian] (1 Jn. 5:10).
17. Y éste es el testimonio [he marturia] (1 Jn. 5:11).
18. Nuestro testimonio [he marturia hemon] es verdadero (3 Jn. 12).

Conclusiones del estudio de marturia

De las evidencias escriturales podemos concluir lo siguiente:

1. Marturia se usa 21 veces en el Evangelio y las Epístolas de Juan. Catorce veces es usada en una construcción en modo genitivo que es claramente subjetivo. La idea objetiva de “testimonio sobre” o “testimonio a” en el evangelio de Juan y sus epístolas es expresada consistentemente con la preposición peri (sobre, concerniente) con el verbo martureô (dar testimonio, testificar).
2. Juan nunca usa el sustantivo marturia (testimonio, testigo) con una construcción genitivo objetiva de manera aislada. Siempre usa la preposición peri para expresar el genitivo objetivo. Por ejemplo:

a. para que diese testimonio de la luz [martureô + peri] (Jn. 1:7).
b. Si yo doy testimonio acerca de mí mismo [martureô + peri] (5:31).
c. el que da testimonio acerca de mí [martureô + peri] (5:32).
d. ha testificado acerca de su Hijo [martureô + peri] (1 Jn. 5:9).
e. Otros textos usando peri son Juan 1:8, 15; 2:25; 5:36, 37, 39, etc.; 1 Juan 5:9, 10.

3. En el libro de Apocalipsis, por tanto, debiéramos esperar encontrar el mismo uso de marturia como en el Evangelio y las Epístolas de Juan.

El significado de Marturia Iesou en Apocalipsis[12]

En Apocalipsis 1:2, 9: 12:17 y 20:4, la expresión “testimonio de Jesús” es balanceada cada vez con la expresión “la palabra de Dios” o la frase “los mandamientos de Dios”.

Apocalipsis 1:2. [Juan] que ha dado testimonio de la palabra de Dios [logon tou Theou], y del testimonio de Jesucristo [marturian Iesou Christou], y de todas las cosas que ha visto.

Apocalipsis 1:9. Yo Juan, vuestro hermano, y copartícipe vuestro en la tribulación, en el reino y en la paciencia de Jesucristo, estaba en la isla llamada Patmos, por causa de la palabra de Dios [logon tou Theou] y el testimonio de Jesucristo [marturian Iesou].

Apocalipsis 12:17. Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer; y se fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella, los que guardan los mandamientos de Dios [entolas tou Theou] y tienen el testimonio de Jesucristo [marturian Iesou].

Apocalipsis 20:4. Y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús [marturian Iesou] y por la palabra de Dios [logon tou Theou].

En cada pasaje, el genitivo tou Theou “de Dios” es un genitivo subjetivo. “La palabra de Dios” es lo que Dios dice; “los mandamientos de Dios” son los mandamientos de Dios. En la frase “testimonio de Jesús” el genitivo “de Jesús” también debe ser un genitivo subjetivo.[13]
El paralelismo entre la “Palabra de Dios” o “los mandamientos de Dios” y “el testimonio de Jesús” es vital para una comprensión de la expresión posterior. “La Palabra de Dios” en los tiempos de Juan se refería al Antiguo Testamento, y el “testimonio de Jesús” a lo que Jesús había dicho en los evangelios y por medio de sus profetas, como Pedro y Pablo. Así, ambos genitivos deben ser considerados como genitivos subjetivos. Por tanto, en Apocalipsis 19:10 leemos la explicación, “porque el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía”.
Sin embargo, ¿qué es el “Espíritu de la Profecía”? Esta frase ocurre solo una vez en la Biblia en este pasaje. El paralelo más cercano en la Biblia se encuentra en 1 Corintios 12:8-10.

8Porque a éste es dada por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu; 9a otro, fe por el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu. 10A otro, el hacer milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversos géneros de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas. 11Pero todas estas cosas las hacen uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere. 28Y a unos puso Dios en la iglesia, primeramente apóstoles, luego profetas, lo tercero maestros, luego los que hacen milagros, después los que sanan, los que ayudan, los que administran, los que tienen don de lenguas.

Aquí, Pablo se refiere al Espíritu Santo, que, entre otras carismas, de el don de profecía; y la persona que recibe este don es llamado profeta (1 Cor. 12:28; Ef. 4:11). Ahora, tal como ocurre en 1 Cor. 12:28, aquellos que tienen el don de profecía en el v.10 son llamados profetas; así también en Apocalipsis 22:8-9, aquellos que poseen el Espíritu de Profecía en 10:10 son llamados profetas.

19:10

Yo me postré a sus pies para adorarle.
Y él me dijo: Mira, no lo hagas; yo soy consiervo tuyo, y de tus hermanos que retienen el testimonio de Jesús. Adora a Dios; porque el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía.
22:8-9

Me postré para adorar a los pies del ángel que me mostraba estas cosas.
Pero él me dijo: Mira, no lo hagas; porque yo soy consiervo tuyo, de tus hermanos los profetas, y de los que guardan las palabras de este libro. Adora a Dios.

La situación en ambos pasajes es la misma. Juan cae a los pies del ángel para adorarlo. Las palabras en la respuesta del ángel son casi idénticas, sin embargo, la diferencia es significativa. En 19:10, los hermanos son identificados por la frase, los “que retienen el testimonio de Jesús”. En 22:9, los hermanos son llamados simplemente “profetas”. Si el principio protestante de interpretar la Escritura con Escritura significa algo, esta comparación debiera guiarnos a la conclusión que “el espíritu de la profecía” en 19:10 no es una posesión de todos los miembros de la iglesia en general, sino solo de los que han sido llamados por Dios para ser profetas.
Esta no es una interpretación únicamente adventista y puede percibirse en los escritos de otros eruditos. El erudito luterano Hermann Strathmann, por ejemplo, dice:

De acuerdo al paralelo de 22:9 los hermanos aludidos no son creyentes en general, sino los profetas. Aquí también, son caracterizados como tal. Este es el punto del v.10c. Si ellos tienen la marturia Iesou, ellos tienen el espíritu de profecía, i.e., son profetas, como el ángel, que simplemente está al servicio de la marturia Iesou.[14]

Similarmente, James Moffat explica:

“Pues el testimonio o testigo de (i.e., dado por) Jesús es (i.e., constituye) el espíritu de profecía”. Este comentario de prosa marginal define específicamente a los hermanos que retienen el testimonio de Jesús como poseedores de inspiración profética. El testimonio de Jesús es prácticamente equivalente a Jesús testificando (xxii.20). Es la auto-revelación de Jesús (de acuerdo a i.l, debido en última instancia a Dios) que mueve a los profetas cristianos”.[15]

El testimonio de los Targumim

Los lectores judíos en los días de Juan sabían lo que significaba la expresión “Espíritu de profecía”. Ellos habrían entendido la expresión como una referencia al Espíritu Santo que imparte el don profético al hombre.
El judaísmo rabínico equipara las expresiones veterotestamentarias “Espíritu Santo”, “Espíritu de Dios” o “Espíritu de Jehová” con “el Espíritu de la profecía”[16] como puede verse en las ocurrencias frecuentes de este término en los Targumim (traducciones escritas del AT en Arameo):

Génesis 41:38
Texto masorético
“y dijo Faraón a sus siervos: ¿Acaso hallaremos a otro hombre como éste, en quien esté el espíritu de Dios?”
Targum
Y faraón dijo a sus siervos: ¿Acaso podemos encontrar un hombre como éste, en el cual está el Espíritu de profecía del Señor?

Éxodo 33:16
Texto masorético
“¿Y en qué se conocerá aquí que he hallado gracia en tus ojos, yo y tu pueblo, sino en que tú andes con nosotros, y que yo y tu pueblo seamos apartados de todos los pueblos que están sobre la faz de la tierra?”
Targum
¿En qué será conocido que he encontrado misericordia ante ti sino en la conversación de la Shekinah con nosotros, que señales distintivas sean producidas de nosotros, en la posesión del Espíritu de la profecía entre la naciones, y por el hablar del Espíritu Santo a mí y a tu pueblo, que seamos distinguidos de todos los pueblos que están sobra la faz de la tierra?

Números 27:18
Texto masorético
Y el Señor dijo a Moisés: “Toma a Josué hijo de Nun contigo, un hombre en quien está el Espíritu, e impón las manos sobre él;
Targum
Y el Señor dijo a Moisés, Toma a Jehoshua bar Nun, un hombre sobre el cual habita el Espíritu de profecía de delante del Señor.[17]

A veces el término “Espíritu de Profecía” se refiere simplemente al Espíritu Santo, pero en muchos casos hace alusión al don de profecía dado por el Espíritu Santo, como queda claro por el contexto del texto masorético. Comentando sobre esta expresión en el Targumim, J.P. Schäfer dice:

Entonces, ante todo prueba que el término “Espíritu de Profecía” es más cercano al TM que el término “Espíritu Santo”. Además, una examinación de los versículos donde el TO su el término “Espíritu de Profecía” muestra que en casi todos los casos hay una relación directa a la profecía en el contexto bíblico. La traducción “Espíritu de Profecía”, aunque no en el sentido literal estricto, es casi siempre estipulado en el MT (Gen. 41:38 – José tenía el “Espíritu de profecía” porque él fue capaz de interpretar el sueño de Faraón; Num. 11:25 – El Espíritu que se posó sobre los 70 ancianos, de acuerdo al TM, permitió que profetizaran; Num. 24:2 – Balaám profetizó concerniente a Israel). En otras palabras, el término “Espíritu de Profecía” describe una situación claramente delineada, esto es, el Espíritu Santo enviado por Dios que imparte el don profético al hombre.[18]

F. F. Bruce llega a la misma conclusión:

La expresión “el Espíritu de profecía” es actual en el judaísmo pos bíblico: es usado, por ejemplo, en un circunloquio del Targum para el Espíritu de Jehová que viene sobre éste u otro profeta. Así, el Targum de Jonatán registra las primeras palabras de Isaías 61:1 como “El Espíritu de profecía de delante del Señor Dios está sobre mí”. El pensamiento expresado en Apocalipsis 19:10 no es diferente a aquel ya citado de 1 Ped. 1:11 donde el “Espíritu de Cristo” se dice que germinó el testimonio avanzado por os profetas del Antiguo Testamento. Ahí también, Jesús es el tema del testimonio dado por el espíritu profético; los profetas no conocían la persona ni el tiempo que sería, pero finalmente el secreto se liberó: la persona es Jesús; el tiempo es ahora. En Apocalipsis 19:10, en tanto, es por medio de los profetas cristianos que el Espíritu de Profecía testifica. Lo que los profetas de los días pre-cristianos anticiparon es proclamado como un hecho consumado por los profetas de la nueva era, entre los cuales Juan ocupa el lugar de liderazgo.[19]

Así, podemos decir que en Apocalipsis 12:17, la segunda marca distintiva de la iglesia remanente es el “testimonio de Jesús” que es el Espíritu de profecía, o el don profético.

El significado de echo

La interpretación de la expresión “el testimonio de Jesús” se ve fortalecida por el estudio del vocablo griego echo, que significa “tener” o “poseer”. La pregunta es, ¿Cuál es “el testimonio que tenían (marturian hen eichon)? ¿Es el testimonio que recibieron y sostuvieron bajo circunstancias adversas,[20] o es el testimonio que dieron bajo las mismas circunstancias?[21]
Aquellos que aceptan la última interpretación usualmente ven una referencia a todos los mártires (cristianos o pre-cristianos). ¿Pero puede la frase ser interpretada para significar “dar testimonio”?
El significado léxico de echo en su forma transitiva activo es “tener, sostener, tener como posesión de uno”.[22] Puede significar, además, “causar, considerar” o “tener la posibilidad, poder, ser capaz, estar en una posición”.[23]
El participio medio de echo en el NT significa “mantenerse, aferrarse”.[24] En ningún caso Bauer, Arndt y Gingrich dan a echo el significado de “dar”.
Liddell y Scott dan cientos de referencias para la forma transitiva activa de echo con el mismo significado dado por Bauer, Arndt y Gingrich. En su forma media dan cuatro referencias en donde echo significa “dar” o “tener para uno mismo” algo concreto, por ejemplo, un escudo.[25] Liddell y Scott también citan una segunda palabra echo que se halla en una inscripción de Cipriano que menciona una ofrenda que es “traída” (echo).[26] No se encuentra echo con un significado abstracto como “dar testimonio”.[27]
Apocalipsis 6:9 Cuando abrió el quinto sello, vi bajo el altar las lamas de los que habían sido muertos por causa de la palabra de Dios y por el testimonio que tenían. En Apocalipsis 6:9 echo está escrito en un modo imperfecto, voz activa, tercera persona plural. El significado, por tanto, solo puede ser “tener” o “sostener” y no “dar”. Si el significado fuera que “que daban su propio testimonio”, debiéramos esperar el verbo martureo (dar testimonio, testificar) o alguno de sus formas derivadas.[28]
Ya que este no es el caso, coincidimos con Mounce que dice “el testimonio de los mártires no era primariamente su testimonio sobre Jesús, sino el testimonio que habían recibido de él (cf. 12:17; 20:4)”.[29] Ellos lo habían aceptado, se rehusaban a renunciar a él, y consecuentemente fueron muertos. El “testimonio”, nada menos que la “palabra”, era una posesión objetiva de las mártires.[30] Esta interpretación está en armonía con los paralelos de la Palabra de Dios y el testimonio de Jesús tal como los hallamos en otras partes (por ejemplo 1:2, 9) como también la forma gramatical de echo (tener, sostener).

Resumen General

1. Marturia (testimonio/testigo) es primariamente usada en Juan – 30 de las 37 ocurrencias en las Escrituras.
2. Fuera del libro de Apocalipsis donde marturia es usada en una construcción genitivo por Marcos, Lucas o Juan, siempre está en forma genitivo subjetiva. Esto se ve apoyado con construcciones paralelas como las encontradas en 1 Juan 5:9 (“Si recibimos el testimonio de los hombres, mayor es el testimonio de Dios”). “El testimonio de los hombres” y “el testimonio de Dios” son palabras por/de hombres y las palabras por/de Dios (genitivos subjetivos), no palabras acerca/concernientes a hombres o Dios (genitivos objetivos).
3. En el libro de Apocalipsis todas las construcciones genitivas con marturia pueden ser entendidas como genitivos subjetivos. No existe una razón gramatical, sintáctica o teológica contundente para entenderlo de otra manera.
4. El paralelismo en 1:2, 9, y 20:4 entre “la Palabra de Dios” y “el testimonio de Jesús” claramente indica que “el testimonio de Jesús” es el testimonio que él mismo da, tal como la “palabra de Dios” es la Palabra que Dios habla. Lo mismo se aplica en Apocalipsis 12:17 en el paralelismo entre los “mandamientos de Dios” y “el testimonio de Jesús”.
5. En 12:17 se dice que “el remanente de su simiente” “tiene [echo] el testimonio de Jesús”. Si “el testimonio de Jesús” significa “dar testimonio de Jesús”, el verbo echo (tener/sostener) sería bastante inusual en este lugar. Testimonio de, o concerniente a Jesús haría necesario un verbo como “dar” y no “tener”. La palabra echo, de manera más natural, denota posesión en esta instancia.
6. El contexto global del NT deja claro que el contenido de “el testimonio de Jesús” es el mismo Jesús. Tal como el contenido de la palabra de Dios en Cristo, así el contenido y propósito del “testimonio de Jesús” es Cristo mismo. El “testimonio de Jesús”, es entonces, la auto-revelación de Cristo por medio de los profetas –su testimonio, no el testimonio del hombre acerca de él. La última noción, sin embargo, está ligada estrechamente con ella; en algunos casos podría estar presente en un sentido secundario.
7. El paralelismo entre 19:10 y 22:8, 9 indica que aquellos que “tienen el testimonio de Jesús” tienen el don profético. Esto se ve apoyado por la explicación que “el testimonio de Jesús es el espíritu de profecía”, o sea, el Espíritu Santo que inspira a los profetas.

Así el “remanente de su descendencia” en 12:17 tiene el don profético. No cada miembro como tal, pero una de las características identificadoras de ellos como grupo es la manifestación del don profético en su medio.

La Iglesia Adventista del Séptimo día

La Iglesia Adventista del Séptimo día, desde sus inicios en 1863, siempre se ha atribuido esta señal identificadora a sí misma. Como adventistas creemos que como iglesia tenemos el testimonio de Jesús, o sea, que Dios se manifestó a sí mismo en la vida y obra de Ellen G. White.
Y todavía creemos que la Iglesia Adventista del Séptimo día es el la iglesia remanente visible y que el Espíritu de Profecía es una de las señales identificadoras. La creencia fundamental #18 establece:

Uno de los dones del Espíritu Santo es el de profecía. Este don es una señal que identifica la iglesia remanente y fue manifestado en el ministerio de Ellen G. White. Como mensajera del Señor, sus escritos son una fuente continua y autoritativa que proveen a la iglesia de confort, guía, instrucción y corrección. También hace evidente que la Biblia es el estándar por el cual toda enseñanza y experiencia debe ser probada.[31]


[1]Grant Osborne, Revelation, Baker’s Exegetical Commentary on the New Testament (Grand Rapids, MI: Baker Academic, 2002), 677-678. David Aune, Revelation 17-22, Word Biblical Commentary (Nashville, TN: Thomas Nelson Publishers, 1998), 1038-1039; Petros Vassiliades, “The Translation of Marturia Iesou in Revelation,” The Bible Translator 36 (1985): 129-34; M. E. Osterhaven, “Testimony,” The Zondervan Pictorial Encyclopedia of the Bible (Grand Rapids, MI: Zondervan, 1975), 5:682; Morris Ashcraft, “Revelation,” The Broadman Bible Commentary, 12 vols. (Nashville, TN: Broadman Press, 1972), 12:312; John J. Walvoord, The Revelation of Jesus Christ (Chicago: Moody Press, 1966), 41; Martin Rist, “Revelation,” The Interpreters Bible, G. A. Buttrick, ed. (Nashville, TN: Abingdon Press, 1957), 12: 459.
[2]Ray F. Robbins, The Revelation of Jesus Christ (Nashville, Broadman Press, 1975), 154.
[3]Vassiliades, 131; William Henry Simcox, The Revelation of St. John the Divine, Cambridge Bible for Schools and Colleges (Cambridge: Cambridge University Press, 1898), 117.
[4]El Martirio de Policarpo es una carta escrita por los Smirnenses a los de la iglesia de Filomelium en Frigia en la segunda mitad del segundo siglo DC.
[5]J. Massyngberde Ford, Revelation, Anchor Bible (New York: Doubleday and Co., 1975), 374; Heinrich Kraft, Die Offenbarung des Johannes, Handbuch zum Neuen Testament (Tübingen, 1974), 22.
[6]A. A. Trite, “Martus and Martyrdom in the Apocalypse,” Novum Testamentum 15 (1973): 80. On the topic of martus and “martyrs” see F. Kattenbusch, “Der Märtyrertitel” Zeitschrift für die neutestamentliche Wissenschaft 4 (l903): 111-27; T. W. Manson, “Martyrs and Martyrdom,” Bulletin John Rylands Library 39 (1956-1957): 463-84; Ernst Lohmeyer, “Die Idee des Martyriums im Judentum und Urchristentum”, Zeitschrift für systematische Theologie 5 (1927-1928): 232-49.
[7]Ranko Stefanovic, Revelation of Jesus Christ (Berrien Springs, MI: Andrews University Press, 2002), 392-393; Daniel J. Harrington, S.J., ed., Revelation, Sacra Pagina (Collegeville, MN: The Liturgical Press, 1993), 187; Robert W. Wall, Revelation, New International Biblical Commentary (Peabody, MA: Hendrickson Publishers, 1991), 225; Alan Johnson, “Revelation,” The Expositor’s Bible Commentary, F. E. Gaebelein, ed. (Grand Rapids, MI: Zondervan, 1981), 572; James Moffat, "The Revelation of St. John the Divine," The Expositor's Greek Testament, W. Robertson Nicoll, ed., 5 vols. (Reprint, Grand Rapids, MI: Wm. B. Eerdmans, 1980), 5:465; Robert H. Mounce, The Book of Revelation, The New International Commentary on the New Testament (Grand Rapids, MI: Wm. B. Eerdmans, 1977), 247; G. R Beasley-Murray, The Book of Revelation, New Century Bible (London: Marshall, Morgan & Scott, 1974), 276; A. Plummer, Revelation, The Pulpit Commentary (London: Kegan, Paul, Trench, Truber and Co., 1898),188.
[8]John MacArthur, Revelation 12-22, The MacArthur New Testament Commentary (Chicago: Moody Press, 2000), 34.
[9]Trite, 75.
[10]J. Massyngberde Ford, “For the Testimony of Jesus Is the Spirit of Prophecy,” Irish Theological Quarterly 42 (1975): 285; G. E. Ladd, A Commentary on the Revelation of John (Grand Rapids, MI: Wm. B. Eerdmans, 1972), 265; R. H. Charles, The Revelation of of St. John, International Critical Commentary, 2 vols. (Edinburgh: T. And T. Clark, 1920), 1:7; Albert Barnes, Revelation, Barnes’ Notes on the New Testament (Reprint of 1884-85 edition; Grand Rapids, MI: Baker Book House, s.f.), 37, 316, 411.
[11]G. K. Beale, The Book of Revelation, The New International Greek Testament Commentary (Grand Rapids, MI: Wm. B. Eerdmans, 1999), 184; Louis A. Brighton, Revelation, Concordia Seminary (St. Louis, Concordia Publishing House, 1999), 502-503; M. Eugene Boring, Revelation, Interpretation (Louisville: John Knox Press, 1989), 194.
[12]La diferencia lingüística entre el Evangelio y las cartas de Juan por una parte, y el Apocalipsis por el otro, ha llevado a muchos eruditos a identificar a otro Juan como el autor del Apocalipsis. El griego del evangelio y de las cartas es relativamente sencillo y normalmente correcto, mientras que el del Apocalipsis la ley de la concordancia muchas veces es dejada de lado. Encontramos con frecuencia géneros mezclados, números y casos como también construcciones inusuales. Para ejemplos exhaustivos ver Charles, 1: XXIX-XXXVII. Sin embargo, a pesar de estas diferencias, el griego del Apocalipsis tiene mayor afinidad con el de los libros juaninos que con cualquier otro del NT. Las diferencias lingüísticas pueden deberse a que Apocalipsis fue escrito cuando Juan estaba solo en Patmos, mientras que el Evangelio y las cartas fueron escritas con la ayuda de uno o más compañeros de fe en Éfeso. Ver Donald Guthrie, New Testament Introduction (Leicester, England: Inter-Varsity Press, 1976), 934-42.
[13]Massyngberde Ford, “For the Testimony of Jesus Is the Spirit of Prophecy”, 285.
[14]Hermann Strathmann, “martuj ktl”, Theological Dictionary of the New Testament, 10 vols. (Grand Rapids, MI: Wm. B. Eerdmans, 1964-76), 4:501. See also Richard Bauckham, The Climax of Prophecy (Edinburgh: T. and T. Clark, 1993), 162.
[15]Moffat, 5:465.
[16]E. Sjöberg, “Ruach in Palestinian Judaism,” Theological Dictionary of the New Testament, 10 vols. (Grand Rapids, MI: Wm. B. Eerdmans, 1964-76), 6:382.
[17]John W. Etheridge, The Targums of Onkelos and Jonathan Ben Uzziel on the Pentateuch, 2 vols. (London: Longman, Green, Longman, and Roberts, 1862), 1:131, 556; 2:442. Otras veces ocurre en Gen 45:27; Ex. 35:21, 31; Num. 11:17,25,26,28,29; 24:2; Jue. 3:10; 1 Sam. 10:6; 19:10, 23; 2 Sam. 23:2; 1 Re. 22:24; 2 Cron. 15:1; 18:22, 23; 20:14; Sal. 51:13; Is. 11:2. Ver Strack-Billerbeck, Kommentar zum Neuen Testament, 7 vols. (München: Beck’sche Verlagsbuchhandlung, 1965), 2:129.
[18]J. P. Schäfer, "Die Termini `Heiliger Geist' und `Geist der Prophetie’ in den Targumim und das Verhältnis der Targumim zueinander," Vetus Testamentum 20 (1970): 310.
[19] F. Bruce, The Time is Fulfilled (Grand Rapids, MI: Wm. B. Eerdmans, 1978), 105-6.
[20] Wilhelm Bousset, Die Offenbarung des Johannes (Gottingen: Vandenhoeck and Ruprecht, 1906), 270; Friedrich Düsterdieck, Critical and Exegetical Handbook to the Revelation of John (New York: Funk and Wagnalls, 1887), 229; I. T. Beckwith, The Apocalypse of John (Grand Rapids, MI: Baker Book House, 1979), 526; Charles, 1:174; Simcox, 44; Kraft, 119; Mounce, 158; Ladd, 104; Johnson, 475.
[21]RSV, REB, NEB, Berkeley, and Moffat translate it this way, and several commentators adopt this reading, e.g., David Aune, Revelation 6-16, Word Biblical Commentary (Nashville, TN: Thomas Nelson Publishers, 1998), 709; Osborne, 485; Barnes, 316; Massyngberde Ford, Revelation, 312.
[22] Walter Bauer, Wm. F.Arndt and F. Wilbur Gingrich, A Greek-English Lexicon of the NT and Other Early Christian Literature (Chicago, 1957), 332-34.
[23]Ibid., 333.
[24]Ibid., 334.
[25]Henry G. Liddell and Robert Scott, A Greek-English Lexicon, rev. ed. (Oxford: Clarendon Press, 1968), 749-50.
[26] Ibid., 751.
[27]David Hill comenta, “Si he marturia Iesou significa ‘testimonio a Jesús’, el verbo echo es uno bastante inusual (incluso en el griego de este libro) para connotar el ejercicio de ese testimonio por Cristianos” (David Hill, “Prophecy and Prophets in the Revelation of St. John,” New Testament Studies 18 [1971-72]: 411).
[28]Ejemplo, Summartureô ser un co-testigo, pero además, dar un testimonio.
[29]Mounce, 158.
[30]Charles, 1:174. Ver también Bousset, 270.
[31]Seventh-day Adventists Believe (Washington DC: Ministerial Association, General Conference of Seventh-day Adventists, 2005), 247.

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