El testimonio de Jesús
Gerhard Pfandl, Ph. D
El libro de Apocalipsis, de acuerdo a la escuela
historicista de interpretación, ofrece una visión panorámica de la antigua
controversia entre Cristo y Satanás. El registro de este conflicto que abarca
la era cristiana está bosquejado en visiones simbólicas.
El capítulo 12 inicia una nueva línea profética.
Aludiendo brevemente a la historia del pueblo de Dios en el AT, aborda el
primer advenimiento de Cristo, el significado de su muerte y Su ascensión al
trono de Dios. Luego conduce al lector a lo largo de siglos de historia eclesial
hasta al ataque final de Satanás al pueblo de Dios, tersamente resumido en el
verso 17.
Estos creyentes fieles del tiempo del fin son
identificados con dos características:
1.
Guardan los mandamientos de Dios
2.
Tienen el testimonio de Jesús.
Este escrito abordará sólo la segunda señal
identificadora –“el testimonio de Jesús”. La frase “testimonio de Jesús” (ten marturian Iesou) ocurre seis veces en el libro de Apocalipsis
(1:2, 9; 12:17; 19:10 [dos veces]; 20:4).
Apocalipsis 1:2. “que ha dado testimonio de la palabra de Dios,
y del testimonio de Jesucristo, y de todas las cosas que ha visto”.
Apocalipsis 1:9. “Yo Juan, vuestro hermano, y copartícipe
vuestro en la tribulación, en el reino y en la paciencia de Jesucristo, estaba
en la isla llamada Patmos, por causa de la palabra de Dios y el testimonio de
Jesucristo”.
Apocalipsis 12:17. “Entonces el dragón se llenó de ira contra la
mujer; y se fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella, los
que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo”.
Apocalipsis 19:10. “Yo me postré a sus pies para adorarle. Y él me
dijo: Mira, no lo hagas; yo soy consiervo tuyo, y de tus hermanos que retienen
el testimonio de Jesús. Adora a Dios; porque el testimonio de Jesús es el
espíritu de la profecía”.
Apocalipsis 20:4. “Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que
recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio
de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a
su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y
vivieron y reinaron con Cristo mil años”.
Dos explicaciones gramáticamente posibles de su
significado han sido propuestas. La primera toma ten marturian Iesou como un genitivo objetivo y lo interpreta como
el testimonio de alguien sobre Cristo.[1]
Así, la guerra mencionada en 12:17 alude a las “persecuciones contra todos los
individuos de la iglesia que guardan los mandamientos de Dios y dan testimonio
de
Jesús.[2] Esta interpretación en parte está
basada en la noción de que para el tiempo de escritura del Apocalipsis, la
palabra marturia había adquirido el
significado técnico de martirio.[3]
Este significado en particular para marturia, sin embargo, de ninguna manera fue establecido
en el primer siglo. Sabemos que para el tiempo en que El Martirio de Policarpo[4] fue escrito era común usar martus (testigo) como un equivalente a “mártir”. Pero
no hay nada que indique que éste era el caso en la época de redacción del
Apocalipsis.[5] A. A. Trite dice “las palabras
marturion, marturia y marturein… no implican martirio como parte de su
significado de diccionario.[6]
La segunda postura toma marturian Iesou como genitivo subjetivo y entiende “testimonio de Jesús” como la auto-revelación de
Jesús que obró en los profetas cristianos,[7]
o “las verdades que Él enseñó que están reveladas en el Nuevo Testamento”.[8]
Comentando sobre
Apocalipsis 1:2 Trite dice:
Similarmente en 1:9 y 12:17 tiene perfecto
sentido tomar los genitivos como genitivos subjetivos. “La Palabra de Dios y el
testimonio de Jesús” significarían entonces “la palabra hablada por Dios y el
testimonio dado por Jesús” (1:9) y “los mandamientos de Dios y el testimonio de
Jesús” implicarían “los mandamientos de Dios y el testimonio dado por Jesús”
(12:17). La explicación que sigue el genitivo subjetivo recibe mayor
confirmación en las palabras explicativas adjuntas por el vidente en 19:10:
“Pues el testimonio dado por Jesús es el espíritu que inspira a los profetas” (traducción
independiente).[9]
Finalmente notamos que varios comentaristas no
adoptan una postura que incluya a ambas o que discrimine a otra. Más bien,
ellos consideran marturian Iesou en algunos textos como un genitivo objetivo y en otros pasajes como un
genitivo subjetivo.[10]
Otros ven una “ambigüedad intencional y por tanto una genitivo ‘general’ que
incluye aspectos tanto subjetivos como objetivos”.[11]
El uso de Marturia en los escritos extra joánicos
1. Por Marcos:
a. El sumo sacerdote y todo el consejo buscó testimonio [marturian] contra Jesús (14:55).
b. Su testimonio [hai marturiai] no concordaba (14:56).
c. Pero ni aun así concordaban en el testimonio (14:59).
d. Resumen: La construcción gramatical en 14:59 es
claramente un genitivo subjetivo.
2. Por Lucas:
a. ¿Qué más testimonio [marturias] necesitamos? (22:71).
b. Porque no recibirán tu testimonio acerca de mí [sou marturian peri emou] (Hch. 22:18).
c. Resumen: En Hechos 22:18 Lucas usa genitivos
subjetivos seguidos de una frase preposicional (peri, “acerca”, “sobre”) que identifica el objeto:
“mí”.
3. Por Pablo:
a. Es necesario que tenga buen testimonio [marturian] de los de afuera (1 Tim. 3:7).
b. Este testimonio [marturia] es verdadero (Tito 1:13).
c. Resumen: Ninguna estructura sintáctica relevante está
presente en estos dos versos.
El uso de Marturia en el evangelio de Juan y
sus epístolas
1. Éste vino por testimonio [marturian], para que diese testimonio [peri, “concerniente”] de la luz, a fin de que todos creyesen por él (Juan 1:7).
2. Éste es el testimonio de Juan [marturian tou Iannou] (1:19).
3. y no recibís nuestro testimonio [marturian heon] (3:11).
4. y nadie recibe su testimonio [he marturian autou] (3:32).
5. El que recibe su testimonio [autou he marturian] (3:33).
6. mi testimonio no es verdadero [he marturia mou] (5:31).
7. y sé que el testimonio [hen marturia] que da de mí [peri emou, “sobre mi”] es verdadero (5:32).
8. no recibo testimonio [marturian] de hombre alguno (5:34).
9. Mas yo tengo mayor testimonio [marturian] que el de Juan (5:36).
10. tu testimonio [marturia sou] no es verdadero (8:13).
11. Mi testimonio [marturia mou] es verdadero (8:14).
12. el testimonio de dos hombres [duo anthopon he marturia] es verdadero (8:17).
13. Su testimonio es verdadero [alethine autou estin he marturia] (19:35).
14. Su testimonio [alethes estin he marturia] es verdadero (21:24).
15. Si recibimos el testimonio de los hombres [he marturian ton antropon], mayor es el testimonio de Dios [he marturia tou Theou]; porque éste es el testimonio con que Dios [he marturia tou Theou] (1 Jn. 5:9).
16. El… tiene el testimonio [he marturian] en sí mismo;…no ha creído en el testimonio [he marturian] (1 Jn. 5:10).
17. Y éste es el testimonio [he marturia] (1 Jn. 5:11).
18. Nuestro testimonio [he marturia hemon] es verdadero (3 Jn. 12).
Conclusiones
del estudio de marturia
De las evidencias escriturales podemos concluir
lo siguiente:
1. Marturia se usa 21 veces en el Evangelio y las Epístolas de Juan. Catorce veces es
usada en una construcción en modo genitivo que es claramente subjetivo. La idea
objetiva de “testimonio sobre” o “testimonio a” en el evangelio de Juan y sus
epístolas es expresada consistentemente con la preposición peri (sobre, concerniente) con el verbo martureô (dar testimonio, testificar).
2. Juan nunca usa el sustantivo marturia (testimonio, testigo) con una construcción genitivo
objetiva de manera aislada. Siempre usa la preposición peri para expresar el genitivo objetivo. Por ejemplo:
a. para que diese testimonio de la luz [martureô + peri] (Jn. 1:7).
b. Si yo doy testimonio acerca de mí mismo [martureô + peri] (5:31).
c. el que da testimonio acerca de mí [martureô + peri] (5:32).
d. ha testificado acerca de su Hijo [martureô + peri] (1 Jn. 5:9).
e. Otros textos usando peri son Juan 1:8, 15;
2:25; 5:36, 37, 39, etc.; 1 Juan 5:9, 10.
3. En el libro de Apocalipsis, por tanto,
debiéramos esperar encontrar el mismo uso de marturia como en el Evangelio y las Epístolas de Juan.
En Apocalipsis 1:2, 9: 12:17 y 20:4, la
expresión “testimonio de Jesús” es balanceada cada vez con la expresión “la
palabra de Dios” o la frase “los mandamientos de Dios”.
Apocalipsis 1:2. [Juan] que ha dado testimonio de la palabra de
Dios [logon tou Theou], y del testimonio de Jesucristo [marturian Iesou Christou], y de todas las cosas que ha visto.
Apocalipsis 1:9. Yo Juan, vuestro hermano, y copartícipe vuestro
en la tribulación, en el reino y en la paciencia de Jesucristo, estaba en la
isla llamada Patmos, por causa de la palabra de Dios [logon tou Theou] y el testimonio de Jesucristo [marturian Iesou].
Apocalipsis 12:17. Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer;
y se fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella, los que
guardan los mandamientos de Dios [entolas tou Theou] y tienen el testimonio de Jesucristo [marturian Iesou].
Apocalipsis 20:4. Y vi las almas de los decapitados por causa del
testimonio de Jesús [marturian Iesou] y por la palabra de Dios [logon tou Theou].
En cada pasaje, el genitivo tou Theou “de Dios” es un genitivo subjetivo. “La palabra
de Dios” es lo que Dios dice; “los mandamientos de Dios” son los mandamientos
de Dios. En la frase “testimonio de Jesús” el genitivo “de Jesús” también debe
ser un genitivo subjetivo.[13]
El paralelismo entre la “Palabra de Dios” o “los
mandamientos de Dios” y “el testimonio de Jesús” es vital para una comprensión
de la expresión posterior. “La Palabra de Dios” en los tiempos de Juan se
refería al Antiguo Testamento, y el “testimonio de Jesús” a lo que Jesús había
dicho en los evangelios y por medio de sus profetas, como Pedro y Pablo. Así, ambos
genitivos deben ser considerados como genitivos subjetivos. Por tanto, en
Apocalipsis 19:10 leemos la explicación, “porque el testimonio de Jesús es el
espíritu de la profecía”.
Sin embargo, ¿qué es el “Espíritu de la
Profecía”? Esta frase ocurre solo una vez en la Biblia en este pasaje. El
paralelo más cercano en la Biblia se encuentra en 1 Corintios 12:8-10.
8Porque a éste es dada por el Espíritu palabra de
sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu; 9a otro, fe por
el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu. 10A
otro, el hacer milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus;
a otro, diversos géneros de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas. 11Pero
todas estas cosas las hacen uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en
particular como él quiere. 28Y a unos puso Dios en la iglesia, primeramente
apóstoles, luego profetas, lo tercero maestros, luego los que hacen milagros,
después los que sanan, los que ayudan, los que administran, los que tienen don
de lenguas.
Aquí, Pablo se refiere al Espíritu Santo, que,
entre otras carismas, de el don de profecía; y la persona que recibe este don
es llamado profeta (1 Cor. 12:28; Ef. 4:11). Ahora, tal como ocurre en 1 Cor.
12:28, aquellos que tienen el don de profecía en el v.10 son llamados profetas;
así también en Apocalipsis 22:8-9, aquellos que poseen el Espíritu de Profecía
en 10:10 son llamados profetas.
19:10
Yo me postré a sus pies para adorarle.
Y él me dijo: Mira, no lo hagas; yo soy
consiervo tuyo, y de tus hermanos que retienen el testimonio de Jesús. Adora
a Dios; porque el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía.
|
22:8-9
Me postré para adorar a los pies del ángel que
me mostraba estas cosas.
Pero él me dijo: Mira, no lo hagas; porque yo
soy consiervo tuyo, de tus hermanos los profetas, y de los que guardan las
palabras de este libro. Adora a Dios.
|
La situación en ambos pasajes es la misma. Juan
cae a los pies del ángel para adorarlo. Las palabras en la respuesta del ángel
son casi idénticas, sin embargo, la diferencia es significativa. En 19:10, los
hermanos son identificados por la frase, los “que retienen el testimonio de
Jesús”. En 22:9, los hermanos son llamados simplemente “profetas”. Si el
principio protestante de interpretar la Escritura con Escritura significa algo,
esta comparación debiera guiarnos a la conclusión que “el espíritu de la profecía”
en 19:10 no es una posesión de todos los miembros de la iglesia en general,
sino solo de los que han sido llamados por Dios para ser profetas.
Esta no es una interpretación únicamente
adventista y puede percibirse en los escritos de otros eruditos. El erudito
luterano Hermann Strathmann, por ejemplo, dice:
De acuerdo al paralelo de 22:9 los hermanos aludidos no
son creyentes en general, sino los profetas. Aquí también, son caracterizados
como tal. Este es el punto del v.10c. Si ellos tienen la marturia Iesou, ellos tienen el espíritu de profecía, i.e.,
son profetas, como el ángel, que simplemente está al servicio de la marturia Iesou.[14]
Similarmente, James Moffat explica:
“Pues el testimonio o testigo de (i.e., dado por) Jesús
es (i.e., constituye) el espíritu de profecía”. Este comentario de prosa
marginal define específicamente a los hermanos que retienen el testimonio de
Jesús como poseedores de inspiración profética. El testimonio de Jesús es
prácticamente equivalente a Jesús testificando (xxii.20). Es la auto-revelación
de Jesús (de acuerdo a i.l, debido en última instancia a Dios) que mueve a los
profetas cristianos”.[15]
El testimonio de los
Targumim
Los lectores judíos en los días de Juan sabían
lo que significaba la expresión “Espíritu de profecía”. Ellos habrían entendido
la expresión como una referencia al Espíritu Santo que imparte el don profético
al hombre.
El judaísmo rabínico equipara las expresiones
veterotestamentarias “Espíritu Santo”, “Espíritu de Dios” o “Espíritu de Jehová”
con “el Espíritu de la profecía”[16]
como puede verse en las ocurrencias frecuentes de este término en los Targumim
(traducciones escritas del AT en Arameo):
Génesis 41:38
Texto masorético
“y dijo Faraón a sus siervos: ¿Acaso hallaremos
a otro hombre como éste, en quien esté el espíritu de Dios?”
Targum
Y faraón dijo a sus siervos: ¿Acaso podemos
encontrar un hombre como éste, en el cual está el Espíritu de profecía del
Señor?
Éxodo 33:16
Texto masorético
“¿Y en qué se conocerá aquí que he hallado
gracia en tus ojos, yo y tu pueblo, sino en que tú andes con nosotros, y que yo
y tu pueblo seamos apartados de todos los pueblos que están sobre la faz de la
tierra?”
Targum
¿En qué será conocido que he encontrado
misericordia ante ti sino en la conversación de la Shekinah con nosotros, que
señales distintivas sean producidas de nosotros, en la posesión del Espíritu de
la profecía entre la naciones, y por el hablar del Espíritu Santo a mí y a tu
pueblo, que seamos distinguidos de todos los pueblos que están sobra la faz de
la tierra?
Números 27:18
Texto masorético
Y el Señor dijo a Moisés: “Toma a Josué hijo de
Nun contigo, un hombre en quien está el Espíritu, e impón las manos sobre él;
Targum
Y el Señor dijo a Moisés, Toma a Jehoshua bar
Nun, un hombre sobre el cual habita el Espíritu de profecía de delante del
Señor.[17]
A veces el término “Espíritu de Profecía” se
refiere simplemente al Espíritu Santo, pero en muchos casos hace alusión al don
de profecía dado por el Espíritu Santo, como queda claro por el contexto del
texto masorético. Comentando sobre esta expresión en el Targumim, J.P. Schäfer
dice:
Entonces, ante todo prueba que el término “Espíritu de
Profecía” es más cercano al TM que el término “Espíritu Santo”. Además, una
examinación de los versículos donde el TO su el término “Espíritu de Profecía”
muestra que en casi todos los casos hay una relación directa a la profecía en
el contexto bíblico. La traducción “Espíritu de Profecía”, aunque no en el
sentido literal estricto, es casi siempre estipulado en el MT (Gen. 41:38 –
José tenía el “Espíritu de profecía” porque él fue capaz de interpretar el sueño
de Faraón; Num. 11:25 – El Espíritu que se posó sobre los 70 ancianos, de acuerdo
al TM, permitió que profetizaran; Num. 24:2 – Balaám profetizó concerniente a
Israel). En otras palabras, el término “Espíritu de Profecía” describe una
situación claramente delineada, esto es, el Espíritu Santo enviado por Dios que
imparte el don profético al hombre.[18]
F. F. Bruce llega a la misma conclusión:
La expresión “el Espíritu de profecía” es actual en el
judaísmo pos bíblico: es usado, por ejemplo, en un circunloquio del Targum para
el Espíritu de Jehová que viene sobre éste u otro profeta. Así, el Targum de
Jonatán registra las primeras palabras de Isaías 61:1 como “El Espíritu de
profecía de delante del Señor Dios está sobre mí”. El pensamiento expresado en
Apocalipsis 19:10 no es diferente a aquel ya citado de 1 Ped. 1:11 donde el
“Espíritu de Cristo” se dice que germinó el testimonio avanzado por os profetas
del Antiguo Testamento. Ahí también, Jesús es el tema del testimonio dado por
el espíritu profético; los profetas no conocían la persona ni el tiempo que
sería, pero finalmente el secreto se liberó: la persona es Jesús; el tiempo es
ahora. En Apocalipsis 19:10, en tanto, es por medio de los profetas cristianos
que el Espíritu de Profecía testifica. Lo que los profetas de los días
pre-cristianos anticiparon es proclamado como un hecho consumado por los
profetas de la nueva era, entre los cuales Juan ocupa el lugar de liderazgo.[19]
Así, podemos decir que en Apocalipsis 12:17, la
segunda marca distintiva de la iglesia remanente es el “testimonio de Jesús”
que es el Espíritu de profecía, o el don profético.
El
significado de echo
La interpretación de la expresión “el testimonio
de Jesús” se ve fortalecida por el estudio del vocablo griego echo, que significa “tener” o “poseer”. La pregunta
es, ¿Cuál es “el testimonio que tenían (marturian hen eichon)? ¿Es el testimonio que recibieron y
sostuvieron bajo circunstancias adversas,[20] o es el testimonio que dieron
bajo las mismas circunstancias?[21]
Aquellos que aceptan la última interpretación
usualmente ven una referencia a todos los mártires (cristianos o
pre-cristianos). ¿Pero puede la frase ser interpretada para significar “dar testimonio”?
El significado léxico de echo en su forma transitiva activo es “tener,
sostener, tener como posesión de uno”.[22] Puede significar, además,
“causar, considerar” o “tener la posibilidad, poder, ser capaz, estar en una
posición”.[23]
El participio medio de echo en el NT significa “mantenerse, aferrarse”.[24]
En ningún caso Bauer, Arndt y Gingrich dan a echo el significado de “dar”.
Liddell y Scott dan cientos de referencias para
la forma transitiva activa de echo con el mismo significado dado por Bauer, Arndt y Gingrich. En su forma
media dan cuatro referencias en donde echo significa “dar” o “tener para uno
mismo” algo concreto, por ejemplo, un escudo.[25] Liddell y Scott también citan una
segunda palabra echo que se halla en una inscripción de Cipriano que menciona una ofrenda que es
“traída” (echo).[26]
No se encuentra echo con un significado
abstracto como “dar testimonio”.[27]
Apocalipsis 6:9 Cuando abrió el quinto sello, vi
bajo el altar las lamas de los que habían sido muertos por causa de la palabra
de Dios y por el testimonio que tenían. En Apocalipsis 6:9 echo está escrito en un modo imperfecto, voz activa,
tercera persona plural. El significado, por tanto, solo puede ser “tener” o
“sostener” y no “dar”. Si el significado fuera que “que daban su propio
testimonio”, debiéramos esperar el verbo martureo (dar testimonio, testificar) o alguno de sus
formas derivadas.[28]
Ya que este no es el caso, coincidimos con
Mounce que dice “el testimonio de los mártires no era primariamente su
testimonio sobre Jesús, sino el testimonio que habían recibido de él (cf.
12:17; 20:4)”.[29] Ellos lo habían aceptado, se
rehusaban a renunciar a él, y consecuentemente fueron muertos. El “testimonio”,
nada menos que la “palabra”, era una posesión objetiva de las mártires.[30]
Esta interpretación está en armonía con los paralelos de la Palabra de Dios y
el testimonio de Jesús tal como los hallamos en otras partes (por ejemplo 1:2,
9) como también la forma gramatical de echo (tener, sostener).
Resumen General
1. Marturia (testimonio/testigo) es primariamente usada en Juan – 30 de las 37 ocurrencias
en las Escrituras.
2. Fuera del libro de Apocalipsis donde marturia es usada en una construcción genitivo por
Marcos, Lucas o Juan, siempre está en forma genitivo subjetiva. Esto se ve apoyado
con construcciones paralelas como las encontradas en 1 Juan 5:9 (“Si recibimos
el testimonio de los hombres, mayor es el testimonio de Dios”). “El testimonio
de los hombres” y “el testimonio de Dios” son palabras por/de hombres y las palabras
por/de Dios (genitivos subjetivos), no palabras acerca/concernientes a hombres
o Dios (genitivos objetivos).
3. En el libro de Apocalipsis todas las
construcciones genitivas con marturia pueden ser entendidas como genitivos subjetivos. No existe una razón
gramatical, sintáctica o teológica contundente para entenderlo de otra manera.
4. El paralelismo en 1:2, 9, y 20:4 entre “la
Palabra de Dios” y “el testimonio de Jesús” claramente indica que “el
testimonio de Jesús” es el testimonio que él mismo da, tal como la “palabra de
Dios” es la Palabra que Dios habla. Lo mismo se aplica en Apocalipsis 12:17 en
el paralelismo entre los “mandamientos de Dios” y “el testimonio de Jesús”.
5. En 12:17 se dice que “el remanente de su
simiente” “tiene [echo] el testimonio de Jesús”.
Si “el testimonio de Jesús” significa “dar testimonio de Jesús”, el verbo echo (tener/sostener) sería bastante inusual en este
lugar. Testimonio de, o concerniente a Jesús haría necesario un verbo como
“dar” y no “tener”. La palabra echo, de manera más natural, denota posesión en esta
instancia.
6. El contexto global del NT deja claro que el
contenido de “el testimonio de Jesús” es el mismo Jesús. Tal como el contenido
de la palabra de Dios en Cristo, así el contenido y propósito del “testimonio
de Jesús” es Cristo mismo. El “testimonio de Jesús”, es entonces, la
auto-revelación de Cristo por medio de los profetas –su testimonio, no el testimonio
del hombre acerca de él. La última noción, sin embargo, está ligada estrechamente
con ella; en algunos casos podría estar presente en un sentido secundario.
7. El paralelismo entre 19:10 y 22:8, 9 indica
que aquellos que “tienen el testimonio de Jesús” tienen el don profético. Esto
se ve apoyado por la explicación que “el testimonio de Jesús es el espíritu de profecía”,
o sea, el Espíritu Santo que inspira a los profetas.
Así el “remanente de su descendencia” en 12:17 tiene
el don profético. No cada miembro como tal, pero una de las características
identificadoras de ellos como grupo es la manifestación del don profético en su
medio.
La Iglesia Adventista del
Séptimo día
La Iglesia Adventista del Séptimo día, desde sus
inicios en 1863, siempre se ha atribuido esta señal identificadora a sí misma.
Como adventistas creemos que como iglesia tenemos el testimonio de Jesús, o
sea, que Dios se manifestó a sí mismo en la vida y obra de Ellen G. White.
Y todavía creemos que la Iglesia Adventista del
Séptimo día es el la iglesia remanente visible y que el Espíritu de Profecía es
una de las señales identificadoras. La creencia fundamental #18 establece:
Uno de los dones del Espíritu Santo es el de profecía.
Este don es una señal que identifica la iglesia remanente y fue manifestado en
el ministerio de Ellen G. White. Como mensajera del Señor, sus escritos son una
fuente continua y autoritativa que proveen a la iglesia de confort, guía,
instrucción y corrección. También hace evidente que la Biblia es el estándar
por el cual toda enseñanza y experiencia debe ser probada.[31]
[1]Grant Osborne, Revelation, Baker’s Exegetical
Commentary on the New Testament (Grand Rapids, MI: Baker Academic, 2002),
677-678. David Aune, Revelation 17-22, Word Biblical Commentary (Nashville, TN: Thomas
Nelson Publishers, 1998), 1038-1039; Petros Vassiliades, “The Translation of Marturia Iesou in
Revelation,” The Bible
Translator 36 (1985): 129-34; M. E. Osterhaven,
“Testimony,” The Zondervan
Pictorial Encyclopedia of the Bible (Grand Rapids, MI:
Zondervan, 1975), 5:682; Morris Ashcraft, “Revelation,” The Broadman Bible Commentary, 12 vols. (Nashville, TN: Broadman Press, 1972),
12:312; John J. Walvoord, The Revelation of
Jesus Christ (Chicago: Moody Press,
1966), 41; Martin Rist, “Revelation,” The Interpreters
Bible, G. A. Buttrick, ed. (Nashville, TN:
Abingdon Press, 1957), 12: 459.
[3]Vassiliades, 131; William Henry Simcox, The Revelation of St. John the Divine, Cambridge Bible for Schools and Colleges (Cambridge:
Cambridge University Press, 1898), 117.
[4]El Martirio de Policarpo es una carta escrita por los Smirnenses a los de la
iglesia de Filomelium en Frigia en la segunda mitad del segundo siglo DC.
[5]J. Massyngberde Ford, Revelation, Anchor Bible (New
York: Doubleday and Co., 1975), 374; Heinrich Kraft, Die Offenbarung des Johannes, Handbuch zum Neuen Testament (Tübingen, 1974), 22.
[6]A. A. Trite, “Martus and Martyrdom in the Apocalypse,”
Novum Testamentum 15 (1973): 80. On the topic of martus and “martyrs” see F.
Kattenbusch, “Der Märtyrertitel” Zeitschrift für
die neutestamentliche Wissenschaft 4 (l903): 111-27; T. W.
Manson, “Martyrs and Martyrdom,” Bulletin John
Rylands Library 39 (1956-1957): 463-84;
Ernst Lohmeyer, “Die Idee des Martyriums im Judentum und Urchristentum”, Zeitschrift für systematische Theologie 5 (1927-1928): 232-49.
[7]Ranko Stefanovic, Revelation of Jesus Christ (Berrien Springs, MI:
Andrews University Press, 2002), 392-393; Daniel J. Harrington, S.J., ed., Revelation, Sacra Pagina
(Collegeville, MN: The Liturgical Press, 1993), 187; Robert W. Wall, Revelation, New International
Biblical Commentary (Peabody, MA: Hendrickson Publishers, 1991), 225; Alan
Johnson, “Revelation,” The Expositor’s
Bible Commentary, F. E. Gaebelein, ed.
(Grand Rapids, MI: Zondervan, 1981), 572; James Moffat, "The Revelation of
St. John the Divine," The Expositor's
Greek Testament, W. Robertson Nicoll,
ed., 5 vols. (Reprint, Grand Rapids, MI: Wm. B. Eerdmans, 1980), 5:465; Robert
H. Mounce, The Book of Revelation, The New International Commentary on the New
Testament (Grand Rapids, MI: Wm. B. Eerdmans, 1977), 247; G. R Beasley-Murray, The Book of Revelation, New Century Bible (London: Marshall, Morgan &
Scott, 1974), 276; A. Plummer, Revelation, The Pulpit Commentary (London: Kegan, Paul, Trench,
Truber and Co., 1898),188.
[8]John MacArthur, Revelation 12-22, The MacArthur New
Testament Commentary (Chicago: Moody Press, 2000), 34.
[10]J. Massyngberde Ford, “For the Testimony of Jesus Is
the Spirit of Prophecy,” Irish Theological
Quarterly 42 (1975): 285; G. E. Ladd, A Commentary on the Revelation of John (Grand Rapids, MI: Wm. B. Eerdmans, 1972), 265; R. H.
Charles, The Revelation of of St. John, International Critical Commentary, 2 vols.
(Edinburgh: T. And T. Clark, 1920), 1:7; Albert Barnes, Revelation, Barnes’ Notes on the
New Testament (Reprint of 1884-85 edition; Grand Rapids, MI: Baker Book House,
s.f.), 37, 316, 411.
[11]G. K. Beale, The Book of
Revelation, The New International Greek Testament
Commentary (Grand Rapids, MI: Wm. B. Eerdmans, 1999), 184; Louis A. Brighton, Revelation, Concordia Seminary
(St. Louis, Concordia Publishing House, 1999), 502-503; M. Eugene Boring, Revelation, Interpretation (Louisville:
John Knox Press, 1989), 194.
[12]La diferencia lingüística entre el Evangelio y las cartas
de Juan por una parte, y el Apocalipsis por el otro, ha llevado a muchos
eruditos a identificar a otro Juan como el autor del Apocalipsis. El griego del
evangelio y de las cartas es relativamente sencillo y normalmente correcto,
mientras que el del Apocalipsis la ley de la concordancia muchas veces es
dejada de lado. Encontramos con frecuencia géneros mezclados, números y casos
como también construcciones inusuales. Para ejemplos exhaustivos ver Charles,
1: XXIX-XXXVII. Sin embargo, a pesar de estas diferencias, el griego del Apocalipsis
tiene mayor afinidad con el de los libros juaninos que con cualquier otro del
NT. Las diferencias lingüísticas pueden deberse a que Apocalipsis fue escrito
cuando Juan estaba solo en Patmos, mientras que el Evangelio y las cartas
fueron escritas con la ayuda de uno o más compañeros de fe en Éfeso. Ver Donald Guthrie, New Testament Introduction
(Leicester, England: Inter-Varsity Press, 1976), 934-42.
[14]Hermann Strathmann, “martuj ktl”, Theological
Dictionary of the New Testament, 10 vols. (Grand Rapids,
MI: Wm. B. Eerdmans, 1964-76), 4:501. See also Richard Bauckham, The Climax of Prophecy (Edinburgh: T. and T. Clark, 1993), 162.
[15]Moffat, 5:465.
[16]E. Sjöberg, “Ruach in Palestinian Judaism,” Theological Dictionary of the New Testament, 10 vols. (Grand Rapids, MI: Wm. B. Eerdmans, 1964-76),
6:382.
[17]John W. Etheridge, The Targums of Onkelos and Jonathan Ben Uzziel on the Pentateuch, 2 vols. (London: Longman, Green, Longman, and Roberts,
1862), 1:131, 556; 2:442. Otras veces ocurre en Gen 45:27; Ex. 35:21, 31; Num.
11:17,25,26,28,29; 24:2; Jue. 3:10; 1 Sam. 10:6; 19:10, 23; 2 Sam. 23:2; 1 Re.
22:24; 2 Cron. 15:1; 18:22, 23; 20:14; Sal. 51:13; Is. 11:2. Ver
Strack-Billerbeck, Kommentar zum
Neuen Testament, 7 vols. (München:
Beck’sche Verlagsbuchhandlung, 1965), 2:129.
[18]J. P. Schäfer, "Die Termini `Heiliger Geist' und
`Geist der Prophetie’ in den Targumim und das Verhältnis der Targumim
zueinander," Vetus Testamentum
20 (1970): 310.
[20] Wilhelm Bousset, Die Offenbarung des Johannes (Gottingen: Vandenhoeck
and Ruprecht, 1906), 270; Friedrich Düsterdieck, Critical and Exegetical Handbook to the Revelation of
John (New York: Funk and Wagnalls, 1887), 229; I.
T. Beckwith, The Apocalypse of
John (Grand Rapids, MI: Baker Book House, 1979),
526; Charles, 1:174; Simcox, 44; Kraft, 119; Mounce, 158; Ladd, 104; Johnson,
475.
[21]RSV, REB, NEB, Berkeley, and Moffat translate it this
way, and several commentators adopt this reading, e.g., David Aune, Revelation 6-16,
Word Biblical Commentary (Nashville, TN: Thomas Nelson Publishers, 1998), 709;
Osborne, 485; Barnes, 316; Massyngberde Ford, Revelation, 312.
[22] Walter Bauer, Wm. F.Arndt and F. Wilbur Gingrich, A Greek-English Lexicon of the NT and Other Early Christian
Literature (Chicago, 1957), 332-34.
[25]Henry G. Liddell and Robert Scott, A Greek-English Lexicon, rev. ed. (Oxford:
Clarendon Press, 1968), 749-50.
[27]David Hill comenta, “Si he marturia Iesou significa
‘testimonio a Jesús’, el verbo echo es uno bastante inusual (incluso en el griego de este
libro) para connotar el ejercicio de ese testimonio por Cristianos” (David
Hill, “Prophecy and Prophets in the Revelation of St. John,” New Testament Studies 18 [1971-72]: 411).
[31]Seventh-day Adventists Believe (Washington DC: Ministerial Association, General
Conference of Seventh-day Adventists, 2005), 247.
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