Hace poco uno de mis
mejores amigos se quitó la vida, dejándonos a todos muy impactados y tristes.
¿Qué dice la Biblia sobre el suicidio?[*]
Ángel Manuel Rodríguez
Cuando
alguien se quita la vida, deja en la familia y los amigos hondas cicatrices
emocionales y provoca sentimientos de soledad, culpabilidad y desorientación.
Por razones de espacio, voy a limitar mi respuesta a unas breves observaciones.
Distingamos
en primer lugar entre suicidio y martirio, que es la decisión de entregar la
vida motivada por convicciones fundamentales e irrenunciables, e incluye actos
heroicos de sacrificio propio para preservar otras vidas (por ejemplo, un
soldado que cubre con su cuerpo una granada que va a explotar y de ese modo
salva a otros). Mientras que el suicidio niega el valor de la vida presente por
considerarla insoportable, los otros casos expresan respeto y amor por la vida.
Voy
a enumerar los casos de suicidio que se han intentado o realizado, registrados
en la Biblia, para entonces hacer algunos comentarios.
1. Casos de suicidio en
la Biblia: Abimelec,
mortalmente herido por una piedra de molino arrojada por una mujer, pide a su
escudero que lo mate para escapar a la vergüenza (Jueces 9:54). Saúl,
gravemente herido en batalla, se quita la vida (1 Samuel 31:4). Viendo lo que
había hecho el rey, el escudero “se echó sobre su espada, y murió con él”
(31:5). Estas muertes fueron motivadas por el temor de lo que podría hacer con
ellos el enemigo. Ahitofel, uno de los consejeros de Absalón, se ahorcó al
darse cuenta de que se había rechazado su consejo (2 Samuel 17:23). Zimri llegó
a ser rey mediante una conspiración, pero al ver que el pueblo no lo apoyaba,
entró “en el palacio de la casa real, y prendió fuego a la casa consigo” (1
Reyes 16:18). Judas estaba tan perturbado emocionalmente después de traicionar
a Jesús que se ahorcó (Mateo 27:5). Sansón se quitó la vida y eliminó a muchos
enemigos al causar el derrumbe de un edificio (Jueces 16:29, 30). Tras el
terremoto, el carcelero de Filipos creyó que los presos habían escapado e
intentó suicidarse, pero Pablo lo convenció de que no lo hiciera (Hechos
16:26-28).
2. Comentarios sobre
estos incidentes:
En primer lugar, la mayor parte de estos suicidios ocurrió durante una guerra,
y el quitarse la vida era resultado del temor o la vergüenza. En segundo lugar,
los otros casos son más personales y reflejan, además del temor, una baja
estima propia. En cada incidente, el individuo se encontraba en un estado
mental altamente emotivo. En tercer lugar, la Biblia menciona los suicidios sin
emitir juicio sobre la moralidad de la acción. Esto no significa que el
suicidio sea moralmente correcto; el autor bíblico está simplemente narrando lo
ocurrido.
El
impacto moral del suicidio puede evaluarse mediante una comprensión bíblica de
la vida humana: Dios la creó, y no somos dueños de ella como para usarla y
descartarla como nos plazca. El sexto mandamiento también tiene algo que decir
sobre el tema. Por lo tanto, un cristiano no debe considerar el suicidio como
solución moralmente válida al dilema de vivir en un mundo donde se experimenta
dolor físico y emocional.
3. Reflexiones y
sugerencias:
¿Qué actitud debiéramos asumir ante el suicidio de un ser amado? En primer
lugar, la psicología y la psiquiatría indican que el suicidio a menudo es
resultado de una honda conmoción emocional o de desequilibrios químicos
relacionados con un profundo estado de depresión y temor. No debiéramos condenar
a la persona que ha optado por el suicidio en estas circunstancias. En segundo
lugar, la perfecta justicia de Dios toma en cuenta la intensa perturbación que
se produce en nuestras mentes agitadas. El nos entiende mejor que ningún otro.
Debemos colocar el futuro eterno de nuestros seres amados en sus manos
amorosas. En tercer lugar, con la ayuda de Dios, debemos aceptar que quienes
intentan suicidarse necesitan auxilio profesional que la mayoría de nosotros no
estamos en condiciones de proporcionar. Finalmente, si alguna vez te sientes
tentado a poner fin a tu vida, recuerda que hay auxilio profesional disponible,
medicamentos que pueden ayudarte a superar la depresión, amigos que te aman y
que van a hacer todo lo que puedan para ayudarte, y un Dios que está dispuesto
a obrar por medio de otros para darte apoyo mientras caminas por el valle de
sombra de muerte. ¡Nunca abandones la esperanza!
Angel Manuel Rodríguez (Th.D., Andrews University)
Fue el director del
Instituto de Investigaciones Bíblicas de la Iglesia Adventista del Séptimo Día.
*Publicado en la revista Diálogo Universitario 16/3 (2004), 17. Para consultar un artículo anterior sobre este tema,
remitirse a Judy Cushman, “El suicidio: Lo que
debes saber”, Diálogo Universitario 9/1 (1997); o visitar la página: http://dialogue.adventist.org.
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