8 jul 2012


¿Por qué Dios creó el mundo en seis días y no en millones de años?


Ángel Manuel Rodríguez

Mi primera reacción ante su pregunta fue no tenerla en cuenta. Tiendo a evitar preguntas que puedan involucrar un alto nivel de especulación. Pero, después de reflexionar, decidí responder. La Biblia se refiere a este tema de manera tangencial, y requiere que el estudiante de la Palabra de Dios dedique especial atención al material bíblico, para descubrir aspectos del texto que no están explícitamente declarados. El riesgo de encontrar más de lo que el texto dice es real, y siempre deberíamos estar deseosos de escuchar la voz de los demás. Someto lo siguiente a su consideración:

1. Dios y el trabajo: Génesis 1:1 a 2:3 describe a Dios como un trabajador, un constructor, que trae a la existencia, por medio de una orden verbal (ver Heb. 11:3), los materiales de construcción que utilizará en su proyecto. Luego, organiza esos materiales de acuerdo con el plan maestro que formuló dentro del misterio de su sabiduría eterna. Cada etapa de la creación prepara el camino para la próxima, a medida que el Constructor del mundo realiza sus intenciones y sus planes. El texto contiene una teología del trabajo que no puedo desarrollar en este espacio. Dios es constructor para beneficio de los demás. Preparaba un maravilloso y bello hábitat no sólo para la fauna del planeta sino, por sobre todo, para la futura raza humana.

2. Dios y el descanso: Podríamos decir que, al describir a Dios como un Constructor, se le está adjudicando una característica humana. Incluso cuando comenzó su obra creadora, los humanos todavía no habían sido creados. Al final de su obra de creación, Dios descansó. Desde un ángulo teológico, podríamos argüir que Dios, que trajo todo a la existencia sin esfuerzo, no necesitaba descanso. Sin embargo, descansó.

Esto es lo que llamamos "antropomorfismo" (ánthropos, hombre; morphé, forma): características humanas que se le adjudican, en este caso, a Dios. Él, que no es un ser humano, es descrito como si fuera tal. El lenguaje antropomórfico es más fuerte después de la caída, cuando el descanso de Dios es descrito como "reposar" (Éxo. 31:17). El propósito de Dios, en este antropomorfismo, es dar un modelo a los hombres de lo que él espera de ellos. Se podría decir que, al descansar, Dios estaba actuando como el "hombre" ideal. Nos estaba enseñando que el descanso es indispensable; que la productividad es importante para expresarnos, pero que hay algo muy importante, o incluso más importante: el descanso.

Cesar de trabajar nos deja tiempo libre para estar en comunión con el Cielo. En la productividad, ciertamente gozamos de su comunión, pero es comunión en medio del trabajo. En el descanso, la comunión es directa, personal y exclusivamente centrada en el objeto de compañerismo. Al descansar, Dios ejemplificó una dimensión de la experiencia humana que es indispensable para su bienestar.

3. Dios y la semana: Los seis días de trabajo, seguidos por un día de descanso, tienen una función ejemplificadora. Este ciclo semanal es único en representar la manera en que los seres humanos deben operar. Ese ciclo no está determinado por los ciclos de la naturaleza, ya que, en última instancia, los hombres no están bajo el poder de la naturaleza sino bajo el directo poder amoroso de la voluntad divina. Dios creó una raza que está espiritual y socialmente estructurada de cierta manera. En lugar de informarla simplemente a través de la Palabra, lo resumió en su obra de la creación. Por medio del acto divino de la creación, Dios dio un modelo para la conducta humana, su plan para ella. La nueva raza creada funcionaría en óptimas condiciones al trabajar seis días y descansar el séptimo, por medio de la imitación (Éxo. 20:8-11). Dios se lo reveló al trabajar seis días y descansar el séptimo.

La creación en seis días significa que, desde el comienzo, Dios tenía a la raza humana en mente, y una intención para ella. Podría haber creado en cuatro días o, incluso, en un instante; pero eligió hacerlo en seis porque quería dejar un ejemplo para nuestra conducta. Nos disponemos a servir a los demás por medio del trabajo, y encontramos descanso en Dios durante el séptimo día. Imitamos a Dios en nuestras vidas. Desde el mismo comienzo, él bajó a nuestro nivel para revelarnos quiénes somos.

Ángel Manuel Rodríguez
Ex-director del Instituto de Investigación Bíblica de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día.

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