En base a la Filosofía griega, la “teología
de la cabeza” señala que, como en el cielo se determinó la eterna sumisión del
Hijo al Padre, en el Edén se determinó la eterna sumisión de la mujer al varón
(así, tal sumisión no sería consecuencia del pecado). Por tanto, la mujer no puede ser líder en la iglesia, a menos que el varón desaparezca. Como Dios determinó esta
eterna sumisión, no hay marcha atrás. Aquellos que están a favor de la
ordenación de la mujer, van en contra de un plan determinado por
Dios.
Por supuesto, tales ideas que propone
la “teología de la cabeza” no son bíblicas. ¿Cómo llegó esta idea al adventismo?
De la siguiente manera: Filosofía griega →
Iglesia Católica → Evangelicalismo →
Adventismo. ¿Quiénes son los adventistas que están trayendo tales ideas
evangélicas? Edwin Reynolds, John Peters, Alberto Treiyer, Esteban Bohr, Mario
Veloso, Daniel Scarone, etc. Como es notorio, penosamente, aquellos que siguen tal
teología, están bebiendo de las fuentes de la Filosofía griega, más no de la
Biblia.
En este capítulo, el autor quiere
llegar a la raíz de porqué se continúa con la “teoría de la cabeza”: la
influencia del extinto Juan Calvino.
……………….
Capítulo
Cuatro: El calvinismo y la teología de la cabeza
No fue por casualidad que la teología
de la cabeza fue desarrollada por calvinistas.
Durante el siglo XVI el teólogo
protestante Juan Calvino enseñó lo que los adventistas generalmente llaman predestinación,
la creencia que Dios «elige» a quienes serán salvos y quienes se perderán y que
no hay nada que alguien pueda hacer para cambiar la decisión hecha por Dios. En
relación a esto, las enseñanzas de Calvino eran similares a lo que enseñaba
Martín Lutero y Agustín, el teólogo católico. Calvino, Lutero y Agustín[1]
enseñaban que Dios sabía desde la eternidad si una persona sería salva o no y
que la omnisciencia de Dios determina el destino final: no hay nada que la
persona pueda hacer para cambiar lo que Dios ya conoce. La «doble
predestinación» de Calvino era más directa, enseñando que Dios elige
activamente a unos para ser salvos y elige a otros para quemarse eternamente en
el fuego del infierno.